miércoles, 18 de agosto de 2010

Conciliación inconciliable

Hoy fue el cumpleaños de mi padre, me lo habían comentado hace varios días pero lo había olvidado por completo, siempre tiendo a olvidar cosas intrascendentes para mí. Hoy vino cómo todos los años, para sentirse “bien” de pasar aquel día especial con sus hijos. Preferentemente preferiría que no venga, en cierto modo me he acostumbrado a su “no presencia” en éstos últimos años, a decir verdad, y su presencia en casa se torna demasiado incómoda después de transcurrido cierto tiempo.

Cuando llegó a casa, al mismo tiempo llegó un cartero con un sobre para mi madre (que estaba de vacaciones de hecho, pero que no quería que mi padre se enterase de ello, por lo tanto no salió durante todo aquel rato para nada), mi abuela lo recibió y se lo llevó adentro; mi padre entró a la sala, tuve que saludarlo con una reverencia fingida al igual que los “sinceros” deseos que dejé expresaran mis palabras. La verdadera palabra para describir lo que sentía…era indiferencia, ni odio, ni amor…sólo incomodidad.
Charlamos un rato, él, mi abuelo y yo. Le comenté que había recogido la guitarra hace unos días, la cual habíamos llevado a arreglar al centro, y que la había logrado afinar bien. Me pidió la bajara y me “enseñó” a tocar unos acordes de vals que de hecho los olvidé por completo. Luego me pidió que le ensañara mis dibujos y pinturas (Él cree que sigo en Bellas), le bajé unas cuantas, la del atardecer, la de mi habitación, la del ojo de Xó, la de “El grito” y la de la jirafa verde.

Me felicitó por ellas y les tomó foto, no tenía ganas de explicarle el por qué de tal pintura o el significado, sólo me limité a decirle que trataba de expresar mi mundo interno, cómo tal era una pintura expresionista. Me causó gracia cuando él observo la firma que ponía en los cuadros, en todas decían “Juanma Vicente”, él me preguntó por qué lo había puesto en tono de broma y yo sólo reí. Después de un rato llegó Mario del colegio, le saludó también y de ahí salimos. Fuimos a cenar a un restaurante al cual ya habíamos asistido en otras ocasiones, cuando paseábamos, uno que queda por el centro cerca de Jirón…no recuerdo el nombre, pero el lugar es acogedor, el espacio es amplio, tiene unos enormes espejos en algunas de las paredes, sillitas de madera, también llama la atención un gran letrero a la entrada con el logo de la municipalidad de Lima, en la cual te aseguran que el restaurante es de garantía. En las paredes tienen cuadros de varías pinturas conocidas para mí, la mayoría de Dalí cómo “Persistencia del tiempo”, “El gran masturbador” y otras más que no recuerdo. Había una…que me llamó bastante la atención, uno aparentemente hecho en contra de la tauromaquia, estaba frente a mi campo de visión, en él se veía un toro atacando a un torero, el toro…sangrando y con muchas dagas clavadas luchaba por su dignidad, por su derecho a vivir, aún sabiendo que iba a morir…tenía una ligera esperanza que le daba fuerzas para luchar para al menos poder sentir durante un pequeño instante…el ser libre. Era una pintura claramente expresionista, con algunos toques de cubismo. Tenía muchos matices rojos. A cada sorbo que alzaba mi cabeza, luego de tomar algo de sopa, mi visión se deleitaba observando aquel mundo creado por algún pintor el cual desconozco.

En todo el rato charlábamos cosas no muy trascendentes, él nos contaba de su escuela, a veces yo lo jodía diciendo que conocía el restaurante al que él alguna vez me había llevado que quedaba cerca de la universidad (en la que supuestamente ya no trabaja) y que se me haría fácil ir, lo dije cómo…diciéndole que cualquier día podría visitar su universidad y descubrir que él realmente trabaja allí, pues nos lo oculta, cada que le decía aquello le miraba fijamente a los ojos cómo tratando de leer la verdad en ellos. Mario hablaba bastante, de hecho era el más entusiasmado, mi papá siempre hacía bromas con él, yo también reía cortésmente aunque no sentía el júbilo de lo que acontecía dentro de mí. Después de cenar un delicioso Bistec a lo pobre, una sopa a la minuta de entrada y beber un gran baso de chicha, nos fuimos de aquel lugar.

Caminamos un toque por un parque…creo que se llamaba el “Parque de los Museos”, era un parque bastante amplio, en el, habían unos árboles bastante delgados que dejaban al aire recorrer muy fácilmente, entre ellos, así el frío invernal se hacía presente para cualquiera que transitara por sobre los azulejos color carmín de aquel sendero. Caminar por allí, se sintió bien…era gracioso ver a las personas despeinándose con el viento, y era tan paja sentir que mis cabellos volaban con aquél. Cruzamos una enorme pista y pasamos por un centro comercial llamado Oeschle, aquel también enorme e imponente, pero sólo pasamos por un costado de sus colosales murallas color crema.

Dimos un paseo por otro parque bastante conocido del centro, “El parque de la exposición”; parque en el cual pude extasiar mi gusto musical al escuchar a la sinfónica de Lima haciendo un tributo a The Beatles, algunos meses atrás. Al penas al ingresar uno puede deslumbrarse al observar al MALI (Museo de Arte de Lima), con su enorme tamaño…sus murallas color plata, su grandioso y mágico pórtico, y un aroma a nuevo…nunca mejor dicho ya que lo acaban de restaurar hace poco tiempo. Aquel lugar siempre me extasía, no sólo porque dentro de el están muchas grandes obras artísticas de importantes maestros, sino porque alguna vez estudié allí, hace mucho cuando tenía unos 8 años, me enseñaba un tal Benicio Vicente, aún figura su nombre entre la lista de profesores que enseñan los cursos, la cual se puede observar a la entrada del MALI, estudié Dibujo con él, allí fue dónde evolucioné considerablemente en el dibujo y dónde por primera vez tuve roce con el ámbito artístico; aprecio el feeling nostálgico al caminar por aquel lugar, ver los asientos de madera de forma circular…los greñudos(as) estudiantes saliendo de allí, algunos de ellos haciendo pinturas al aire libre y dejando que la gente observe sus trabajos, parejas de enamorados en el parque aledaño, los vendedores de golosinas…tantos pensamientos en aquel momento…pero mi visita a éste singular parque era para fines distintos.

Paseamos un buen rato, nada del otro mundo…sólo observar los pocos animales que quedan dentro de el, producto del descuido de los administradores de aquel lugar; sólo hay algunos patitos que navegan en los lagos y esperan que la gente les arroje algo de comer, también otras aves rechonchas que se pasean entre las personas, también verdes loritos de aspecto bastante gracioso, que vuelan de árbol en árbol (cabe resaltar que los árboles en éste parque son bastante grandes y gruesos…desde hace cierto tiempo les he prestado atención a éstos inanimados seres de vida…y me di cuenta...que me gustan mucho). En algunos momentos sentía la incomodidad de la fobia al caminar, especialmente en los lugares amplios, cómo cuando tuve que caminar por un espacio circular enorme, el cual tenía una bonita pileta en medio…me jodía tener que pasar cerca de los vendedores y enamorados, no sólo porque temía que me juzgaran, ahora que lo pienso, sino que me molestaba verlos tan jodidamente felices, jaja...

Después del paseo, salimos del parque por la puerta que daba a la Avenida Arequipa, una transitada avenida, la cual cruzamos para después tomar el bus de regreso a casa. En realidad un regreso no tan directo, pues debíamos llegar hasta la Av. Canevaro primero y luego recién tomar un micro hasta Los Quechuas. En fin, llegamos hasta el paradero, nos bajamos, caminamos por enésima vez por el parque Santa Rosa, y regresamos a casa. Mi papá no se quedo mucho rato, nos sentamos en los muebles, tuvimos charlas tan intrascendentes y aburridas cómo todas las que tuvimos en el día, y se marchó.

Cuando subí ví a mi madre con bastante mal humor, ella no me comentaba que sucedía, pero su mal humor era de incomodidad…cómo si algo le fastidiase y no quisiera contármelo, aunque le preguntaba “qué”, ella sólo respondía “nada…” cómo siempre lo hace cuando no me quiere dar razones.

Después de un rato cuando la vi calmada me llamó y me contó lo que había sucedido: Era el mensaje que había recibido en la tarde. Era un acta de divorcio de mi padre, en parte me entusiasmó el hecho, pero luego me di cuenta que no era nada bueno…las condiciones que había puesto mi padre eran inaceptables. Sólo pensaba pasarle pensión a mi madre, por los gastos que tendría de Mario, a mí no me había tomado en cuenta. En ese momento la rabia que sentía por él se acrecentó…mi madre estaba muy triste. Me entristecía verla a mí también…Ella me decía que sentía pena, porque mi padre sabe el problema que tengo, lo imposibilitado que estoy para llevar una vida normal, las medicinas que necesitaré. Todo eso…yo, NO le importé…a pesar que hace un tiempo hablamos el, mi madre y yo, y se mostró comprensivo…me da tanta cólera. Con él las cosas sólo empeorarán, y me volveré más apático con él, de hecho…mejor que ya no viniera. Sé que mañana, cumpleaños de mi madre…el ni siquiera llamará, el es una persona mala…lo hizo a vísperas del cumpleaños de mi madre, el sabía y aun así la hizo sufrir. Quise demostrarle a mi madre mi comprensión y mi apoyo mientras la veía llorar, pero de nuevo…no supe expresarme. Mi padre quiere llevarse a Mario, pero sé y confío en mi hermano, que él no aceptará. Nunca firmaré con el apellido Pachas, nunca lo haré, ahora con más ganas. Sé que mi madre me apoya…mucho, y más aún por el problema que tengo. Quisiera salir adelante…mierda…pero estoy aquí nada más, sin poder hacer nada. Lo lograré, me curaré, saldré de esto, yo sé que puedo, quiero salir adelante…no para que el mundo me vea…sino para que mi padre y su familia lo vean, familia que siempre desconfió de mí, siempre de mis capacidades, siempre me comparaban con sus otros nietos haciendo burla de mí, pero aquello acabará.

Ahora he averiguado en el taller de dos Artistas, El taller Bellas Artes, de Cora Calderón y Carrizales, éste viernes iré a averiguar para inscribirme. En este taller preparan para los cinco exámenes de Bellas Artes, a diferencia de la pre que sólo lo hacían para dos. Había escuchado anteriormente del taller, de hecho una amiga que tuve en la pre de Bellas me pasó el dato.

Ojalá las cosas mejoren…
Espero pasarla bien mañana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario