miércoles, 19 de mayo de 2010

Quisiera dormir…

Hace muchísimo,…demasiado tiempo que no escribo aquí, pues pensé en cerrar este pseudo-blog, ah…nunca fui bueno para la escritura, mucho menos para mantener “alimentado” a un blog. Todo aquello más que nada porque el tema central del blog o el fin con el que lo había creado se desvirtuaron por completo y me fui por senderos completamente distintos. Cuando creé esto quería hablar de la fobia, quería un lugar donde guardar mis experiencias y si alguna vez necesitaba acceder a ellas, ya sea porque el psicólogo me pidiera rememorar mis pesares con la fobia o porque yo lo necesitaba, por el simple hecho de curiosear e indagar dentro de mi mente lo que alguna vez rondó dentro de ella, y si por alguna razón alguien que necesitara comprender el pensamiento de una persona con FS caía aquí, pues tendría un referente a considerar.

Talvez debería cambiar el nombre al blog o crearme otro, no lo sé, ahora esto se ha vuelto una especie de “Crónicas de las penurias de Juanma”. Quisiera escribir sobre la fobia, pero ya no tengo palabras, ni situaciones que considere que merezcan la pena comentar con relación a la FS. En fin, trataré en lo posible de poner más atención a mis detalles fóbicos cotidianos o a lo mejor tal vez poner algo de información acerca de la FS.


Estoy acá...supuestamente “encerrado” en casa, sólo estoy asistiendo a Bellas Artes por las mañanas, cuando regreso, el frío intenso me devora las ganas de hacer cualquier cosa y a lo único que atino, es a dormir. Siempre aquel es un escape para la gente que sufre de esto, el dormir demasiado, según yo averigüé en algunas páginas ,incluidos los foros de www.fobiasocial.net, es una forma de escape altamente considerable para muchas personas que tienen alguna forma de depresión. Incluso recuerdo alguna época hace ya muchísimo tiempo, en la cuál apenas llegaba de la academia, lo único que hacía era dormir, ni si quiera comía, tan mal me iba en la Pamer que hasta el hambre se me quitaba, y dormía…y aunque despertase, las ganas de seguir durmiendo eran tantas que me seguía de largo hasta el otro día.

Estos últimos meses han sido los peores de mi vida en Salamanca, ni siquiera tienen comparación los terribles momentos que pasé en la Trilce, no. Todo lo que ha acontecido a mi familia desde hace casi ya 6 meses ha sido pura mierda…la enfermedad de mi tía, la enfermedad de mi abuelo y su operación, y su posterior recaída, la tipa que estuvo en la casa de mi tía, el tipo del que se enamoró ciegamente mi tía, las amenazas de ambos…y. carajo…, no sé que mierda…, a veces pareciera que la vida misma nos pasa factura de todo lo que no nos pasó en mucho, mucho tiempo.

Ahora temo por mi abuela…desde ayer está con la presión muy subida y lo peor es que ella para no preocuparnos, nunca nos dice nada, pero por alguna razón…muchas veces me ha contado a mí cuando algo le hace sentir mal, haciéndome prometer que no le diga a nadie, pero desde que callé aquella desgracia que le ocurrió en San Ignacio, nunca más volví a callar nada que le afligiera, al contrario, inmediatamente les avisaba a la familia, cómo ayer…Sucede que estaba en el baño alistándome para dormir, cuando de pronto escuché que tocaban la puerta. Cuando la abro, estaba ella, yo la dejé pasar normal, aunque aún no me había alistado por completo. Mientras tanto me dispuse a bajar a comer algo a la cocina, y me demoré un buen, buen rato, lo suficiente para que ella ya termine y se acueste de nuevo.
Cuando subí ya para acostarme, la encontré pululando en su habitación a oscuras, me dió un buen susto, entonces le pregunté que sucedía, ella me dijo que se sentía agitada y que el corazón le latía muy rápido, mi abuelo escuchó la conversación y me llamó preguntándome qué sucedía, pero mi abuela me dijo que no le dijera nada por su glucosa, cosa que consideré también correcto, pero lo que no consideré acertado era no darle aviso a mi madre, que estaba en la habitación aledaña durmiendo, cómo ella también me había dicho. Así que eso hice y se levantó preocupada a verla. Ambos fuimos abajo, a llevarle agua de azahar y una pastilla para la presión. Hoy cuando regresé de Bellas Artes me dijeron que estaba descansando, que en la mañana estaba mal, y que la habían llevaron al médico. Hace un rato un rato se despertó, pero se volvió a dormir nuevamente, bien abrigada, ya tomó sus medicinas y confío en que con la cita que tendrá mañana en el hospital, el médico nos dé alguna solución.

En éstos momentos tengo unas ganas de dormir a muerte, siempre que me deprimo me dan ganas de dormir, supongo que a mucha gente más le sucede, es el escape más cercano que tenemos de éste mundo terrenal…

Pero si rememoro más, éstos escapes al mundo onírico se remontan hasta hace mucho más atrás en el tiempo, para la época en donde tenía 14 y 15 años, que fueron según recuerdo los años en la cual pasé mi peor etapa escolar. En aquellos se fue asentando en mi lo que posteriormente sería mi fobia, y en donde era clara y evidente la presencia de “rasgos de personalidad evitativa” en mí, pues faltaba al colegio mucho, siempre me escapaba e iba a mi casa de San Juan y me refugiaba allí hasta la hora de salida. A veces aquello me causaba problemas, pues mi madre se llegaba a enterar algunas veces por parte de la directora, que era una gran amiga de ella y que de hecho era una gran persona. Pero a mi me llegaba…nadie igual iba a poder hacer nada, sólo bastaba con bajarme un paradero más arriba del “Cristony”, en el “veinte”, y seguir de frente hasta la frívola seguridad de lo que antaño había sido mi hogar.

Aquello creo…, me hacía daño. Siempre vivir en un capullo hace daño a la larga, el refugiarte hace que tu sensibilidad emocional se incremente significativamente, y que al momento de “salir”, al mínimo roce con la “realidad” te derrumbas, eso muchas veces ha sido el gran aspecto en contra de mis actitudes en la vida, al principio una actitud inculcada a la fuerza por mi progenitora y abuela…que pensaban era lo correcto para mi, y de hecho sus intenciones eran de lo mejor y de lo más puro,…pero cómo al final le dije al psicólogo, al enfrentarme a la vida descubrí que necesitaba una “abuela” en la cual refugiarme, una “abuela” que no existía, una protección,…un capullo que no existía…

Se dice que los orígenes de la FS en una persona se remonta mayoritariamente a aspectos en su niñez, o a más tardar adolescencia, y muy raramente, ya en la adultez. Vivencias que le marcaron y que dejaron una estigma en su ser. En lo que a mí respecta, pues hasta ahora no encuentro la estigma. Se supone que para atacar el problema, hay que arrancarlo de raíz, pero mi psicólogo y yo hemos estado escarbando en la tierra buen tiempo, aún sin demasiada suerte.

La separación de mis padres dice él (psicólogo)…, fue una etapa muy triste y dura en mi niñez, sí, pero ahora por más que quiera sentir tristeza, no me produce nada el recordar esas etapas. Incluso recuerdo llorar a mi madre y abuela, y ser indiferente a mi padre, pero ya nada queda de los sentimientos que alguna vez me inundaron de congoja en aquel entonces…tal vez sea por el tiempo, quién sabe. Algo que sí recuerdo y que aún me produce cierta…no sé ni siquiera cómo decirle, es una sensación…bastante extraña.

Recuerdo que en una ocasión, cuando tenía apenas 10 u 11 años, mi padre y mi madre se habían reconciliado, ambos se mostraban “contentos” ante mí…, recuerdo que incluso mi madre me dijo “¿Le damos otra oportunidad?”, y yo emocionado le dije que sí, que ahora si parecía arrepentido realmente, además, yo estaba convencido de que ésta vez no nos fallaría porque él decía quererme mucho. Él, incluso después de reconciliarse con mi madre, recuerdo que ambos estaban recostados en la cama del cuarto principal, me prometió que por mí, ya no volvería a cometer errores, que ya no engañaría a mi madre, me lo dijo sonriendo y yo también sonreí, me sentía contento, mierda, contentísimo. Incluso jugamos “Tank” en la video-consola, todo mi rencor y toda mi rabia se había ido, y puse toda mi confianza en él…

No pasó más de una semana, cuando llamaron a casa y mi madre no se encontraba, en ese entonces yo jamás contestaba las llamadas. El contestó, y habló en un tono muy sospechoso, le hablaba por el fono en voz baja y susurrante, cómo cuando quieres ocultar algo…“…sí, no hay nadie…” “…entonces acordamos así…” “…no lo sé” “…ya entonces vamos a recogerla”, apenas y recuerdo, cuándo le pregunté quien era me dijo “Ah. Era Dhino, hijo. ¿Te acuerdas de él?”. ¿Él pensaba que era idiota?, podía ser un niño, pero me daba cuenta de las cosas, pero incluso así rechacé aquel presentimiento y esa corazonada que me decía que él me había mentido, y quise creerle, más igualmente se lo conté a mi madre en secreto.

Y no pasó demasiado para que mi madre se enterara por su propia cuenta (y literalmente dicho), de su mentira y engaño. Vio a mi padre en Metro (Un centro comercial muy conocido acá en Lima), junto a la otra mujer, y de hecho mucha más gente que nos conocía los vio, y comenzaron a criticar. Cuando me enteré la imagen de mi padre se derrumbó por completo, lo odiaba con todo mi maldito ser, y en ese entonces que yo podía gritar (Sí, podía hacerlo. Por increíble que parezca), le vomité con vociferaciones y llantos todo mi desprecio. Fue a partir de ese entonces, precisamente que dejé de confiar en la gente, nunca más, nunca más pude confiar, ni siquiera en mis amigos más cercanos, plenamente. Perdí mi confianza, perdí la amistad, todos los momentos juntos al traste. No pude volver a confiar en una sonrisa, ni en una muestra de afecto, ni en una muestra de amistad, nada…todos tenían “algo que ocultar”, todos tenían “intenciones malas”.

Cualquier cosa “ofensiva” que pudieran decirme, incluso si era bromeando, para mí, ocultaba siempre una intención de maldad, una intención de herir, de despreciarme y humillarme, cualquier cosa, incluso si la otra persona no tenía la intención. Talvez…debería hacer otra entrada específicamente para esto, para describir mi pérdida de confianza, que creo yo es un gran detonante para lo que posteriormente se vuelve una FS en una persona.

Ah…añoro mi niñez…, no esa niñez que describo, sino mi niñez temprana, cuando tenía 3, 4 incluso algo de los 5 años. Por imposible que parezca, la recuerdo muy bien. Ja…y poder llorar, gritonear, hacer y decir estupideces, reír…(Sí. Reir), todo sin ningún tapujo. Desearía a veces regresar...

Quisiera dormir, ojalá lo logre…