jueves, 1 de diciembre de 2011

La noche que jamás sucedió




Estoy escribiendo desde una cabina de internet, hace más o menos una semana me dio una de mis crisis dentro de mi cuarto, en el cual me encontraba completamente solo, había pasado una semana de mierda, aún sigo saboreando la mierda. Me mantuve ebrio durante unos cuatro o tres días, vomite mucho y aún así acudía a la escuela con una resaqueada maldita con fuerzas sacadas de no sé dónde. Mi crisis me vino un día después de clases, inicialmente empecé a tener concurrentes alucinaciones mientras estaba botado en cama, las mismas me impedían pararme, aún recuerdo lo que percibían mis sentidos en aquel entonces, a parte de mi incapacidad motora, las alucinaciones eran principalmente auditivas; recuerdo que escuché a mi familia "al fondo", escuchaba las risas de mi madre, de mis abuelos, de mi primo pequeño, era una escena muy familiar, realmente me estaba creyendo la alucinación, hasta que tuve un chispazo de cordura y me di cuenta que era imposible y efectivamente no era posible que aquello estuviese sucediendo, también escuchaba voces desconocidas por momentos, e incluso risas burlonas las cuales aumentaban y se hacían cada vez mas tortuosas.

Mi corazón latía muy rápido, era la taquicardia que siempre acompaña esos momentos horribles, fui conciente de que era de las crisis más intensas que había tenido hasta el momento, muchas cosas la originaron, muchas, cargo con demasiado estrés, distintas cosas, muchas de esas las mismas de siempre, mi personalidad, mi carácter, la gente, problemas con algunos chicos, algún insulto o burla ocasional en la calle que mi organismo o sistema nervioso aumentaba su efecto por un millón. Intenté levantarme y por alguna razón evitaba rozar con cosas, cada vez que chocaba con algo era insoportable y lo hacía a un lado violentamente, o lo tiraba al suelo con fuerza, me vino un mareo, había sido una mala idea levantarme, yo lo sabía, quise volver a la cama, el mareo nuevamente, y en un momento dado me iba a caer, y para apoyarme lo hice sobre la pantalla de la laptop, la cual se rompió.

Me sentí cómo un perfecto imbécil, me deprimí demasiado, esto era el colmo, el colmo de toda la mierda que me había pasado en toda la semana, era casi estúpido, rozaba lo ridículo, cualquiera se podría burlar de ello, empecé a considerar la idea de abandonar Ica de una vez por todas, la otra vez también casi me caía por la escalera de la casa por la misma razón. Ya era mucha webada, me odiaba también, por que Jason me debía dinero y el muy hijo de puta no me pagaba, sentía que solo un idiota le hubiese prestado dinero a alguien y que luego lo estén paseando, me aborrecía por no tener carácter suficiente para gritarle y decirle que me tiene que pagar como sea. Aún sigo haciéndolo.

...

El miércoles me desperté tarde, ya era demasiado tarde y tenía demasiado sueño, pues me había quedado pintando toda la madrugada, había decidido ya no ir a la escuela, total, nada más teníamos un solo curso, que era pintura, y en ese taller, pues no me iba nada mal, además de que estaba muy adelantado. Aún seguía dormitando hasta que de pronto suena el celular quitándome e interrumpiendo mi sueño jodidamente; era Naysha, me dijo si podía ir a la casa para avanzar la pintura, lo de historia, y de paso ponerme al día en historia también, también incluyo el hecho que se iba a quedar a dormir, cosa que me entusiasmo y me hizo ver el asunto de manera más interesante. Iba a ser muy divertido, pensaba, total, Naysha y yo éramos buenos amigos, nos teníamos confianza, nos contábamos nuestras cosas, y además sufríamos de las mismas cosas, cosas del corazón y esas mierdas sentimentales.

No demoro mucho, escuche un mototaxi que se paraba en frente de la casa, y luego escuché que ella me llamaba, previamente había ordenado bien mi cuarto, barrido, limpiado el baño, tendido mi cama, que curiosamente casi nunca hacía cuando algún compañero me venía a visitar y simplemente me excusaba en un "Puta, pero te advierto que mi cuarto esta hecho un asco, y mejor esta un chiquero". Bajé a recibirla, le abrí la puerta y me saludó, me obligó a darle un beso con eso de la entrega de la mejilla.

Hablamos un poco, mientras estábamos sentados en la cama, nada trascendental para que lo recuerde ahora, mucho menos ahora que ya pasó más de tres semanas desde aquel entonces. Nos esmeramos en alimentar la plática durante un rato, a medida que pasaban las horas mientras me ponía al tanto en los temas del curso de historia y ella estudiaba para el examen que teníamos el día de mañana, nos fuimos silenciando, silencios para nada incómodos; nos habíamos dispuesto en la cama de tal forma que yo estaba acostado paralelamente a la cama mientras que ella, recostada sobre la pared, cruzaba sus piernas con las mías perpendicularmente; yo con mi cuaderno, y encima de sus piernas la laptop.

Estuvimos sumidos en nuestros trabajos largo rato, tal vez ella mucho más que yo, ya que no podía evitar sentir cierto placer erótico, cada que ella se movía y rozaba sus piernas con las mías, o se levantaba a ver mis avances y sentía sus brazos, o su pecho recostado sobre mí, el hecho de sentir su piel tan cercana a la mía y solo distanciada por una fina capa de costuras, estimulaba mi imaginación, haciendo divagar mi mente entre los más pecaminosos y poco puritanos pensamientos; nunca había tenido tanta intimidad con Naysha, pero no estaba escandalizado, todo lo contrario, estuve tranquilo y satisfecho de que llegáramos a ese nivel de confidencialidad. Por momentos, cuando exhaustos de tanta actividad ininterrumpida, yo le decía que se recostara a mi lado y conversásemos. En una de esas pláticas me sacó el tema de Ronald, el cuál por enésima vez lo estábamos tocando. Ella tenía esa costumbre particular de ponerme al tanto de sus penas y desgracias amorosas y estoy casi seguro de que soy de los pocos "privilegiados" que cuentan con esa suerte.

Por alguna razón algo en mí le inspira confianza, tal vez alguna virtud incógnita para mí, heredada, y muchas veces me aventuro a creerlo así, de mi madre y abuelo, a quienes he visto que logran confraternizar e intimar con personas que los llegan a conocer hasta lo más profundo y sincero de su ser, creando una conexión con ellas tan intensa, que aquellas les exponen desde los aspectos más felices y jubilosos de sus vidas hasta los más íntimamente dramáticos y desgraciados. Siempre me he cuestionado cuál sea esa virtud, que con tanta facilidad expone y les brinda la certeza a quienes ellos conocen de que tratan con personas sinceras y diáfanas, cómo realmente son ellos dos.

No con ello me jacto de poseer tal o tales virtudes a un grado esplendoroso, pero dentro de mí, con mucha tranquilidad creo yo, dentro del poco conocimiento y certezas que tengo yo de mí mismo, puedo afirmar que soy una persona honesta y alejada en gran medida de las malas intenciones.Y esta cualidad, aunque la he comprobado con personas como Jason o Ronald, la sentí más acentuada con la confianza que me tiene Naysha.

Ella estaba muy segura que después de aquel beso que se habían dado algunos días atrás había reanudado su relación, cosa que me hizo vacilar durante unos momentos.
-¿Estás segura Naysha?- le pregunté.
-¡Sí!-me dijo con énfasis.
-¿Segura?- le dije entre desconcertado y confundido.
-¡Si! ¿Por qué lo preguntas?
-Por nada.
-¿Seguro? ¡Mírame y dime la verdad!
-No, en serio, sólo que me parece muy curioso. Qué bueno por ustedes.

No dije nada más al respecto, y si volvía a sacar el tema, rehuía a aquello. Yo sabía que no era verdad, o por lo menos que Ronald nada quería ya con ella. Yo los vi abrazados aquel día, lo cual me hizo sentir bastante extrañado, sin embargo dejé pasar ese suceso y supuse que habían vuelto; no le tomé importancia. Sin embargo, hace unos días, él mismo me comentó algo: me había dicho que ojalá que Naysha no haya confundido las cosas por el beso que se dieron en la salida de aquel día y que él no quería volver con ella, me lo dijo el mismo día en que vino a mi casa a hacer hora y pasar largo rato charlando juntos, cómo no habíamos hecho en mucho tiempo, por quién sabe qué razones, ya que habíamos vuelto a distanciarnos y yo a sentir nuevamente cierto recelo o desconfianza hacia él, aún incluso luego de que habíamos tenido prolongadas y amenas charlas antes. Ese mismo día fue cuando me comentó que sentía algo por otra persona de nuestra aula, por Damaris, secreto que me confió y yo juré guardar celosamente.

Yo no podía comentarle nada de ello a Naysha, ni cagando, mi conciencia me lo prohibía, sabía que luego sentiría un enorme sentimiento de culpabilidad y traición, no sólo por romperle el corazón a Naysha, si no por faltar a mi palabra con Ronald, aún incluso cuando una parte de mí, influenciada tal vez por arcaicos y presuntamente olvidados sentimientos, quería hacerlo, únicamente con el mero fin de que repudiase a Ronald y así entre amargos llantos lo olvidara y enterrara por siempre; mas recuperé nuevamente la cordura, y me di cuenta que incluso revelando su traición, sería inútil; ciega ella, jamás ignorará los designios de aquel ingenuo, poco experimentado y obcecado corazón suyo.

De pronto ella sacó un lienzo, en el cual estaba plasmado un paisaje inacabado, y se puso a trabajarlo mientras yo seguía con lo de Historia, aquello nos distanció un tanto, no hablamos demasiado ya, la música que se reproducía en la laptop rellenaba los espacios vacíos de aquel guión y de aquel reducido escenario, los cuales simulaban una obra que no tenía desenlace fijo, ni rumbo alguno.
Ella comentó algo sobre el bochornoso calor que se sentía en el cuarto, yo le comenté en un tono burlesco que deberíamos comprar algo para tomar; ella no respondió. Para despejarnos salimos a almorzar, a pesar del insoportable bochorno en la casa, afuera el cielo estaba nublado, y apenas los rayos del sol lograban sobresalir penosamente de entre las espesas nubes. Ya en el restaurante, no platicamos nada sobresaliente, a no ser por alguna ocasional y reiterada plática sobre Ronald, mi situación con Flor, o la escuela. Después de comer volvimos a casa.

La situación se repitió y no varió demasiado, ella en lo suyo, yo en lo mío. Fue casi a eso de las seis y media de la tarde que terminé mis deberes, y haciendo alusión a su anterior comentario sobre el insoportable calor que hacía, le dije que deberíamos salir a comprar un par de "chelas", esta vez ella se mostró animosa; me dijo que qué tal si mejor comprábamos vino o pisco, lo que yo asentí, y acordamos en comprar el licor en el Plaza Vea que quedaba por la escuela. Para cuando salimos al supermercado ya había oscurecido, fuimos hasta una esquina y tomamos un mototaxi, en el trayecto ella me comentó lo irónico que son las temperaturas de acuerdo el contexto en Ica, pues mientras que dentro nos moríamos de calor, en la calle nos cagábamos de frío; atiné a abrazarla, y le dije que si se sentía mejor, ella hizo sí con la cabeza; le pregunté si no le incomodaba, pero ella me dijo que así estaba bien, no intercambiamos palabra y permanecimos así hasta llegar a Plaza Vea.

Compramos una botella grande de Pisco Queirolo, una bolsa enorme de Piqueo Snax, y una botella de 3 litros de Inca Kola. Volvimos a casa rápidamente, nos acostamos en la cama, ella junto a la pared y yo en la orilla de la cama, serví un cóctel de gaseosa y pisco, combinado, improvisamos unos vasos con un par de envases pequeños de yogurt  y reprodujimos una película-documental de la BBC sobre los impresionistas en la laptop. En ella un anciano Monet narraba las vivencias por las que pasaron algunos de los miembros de aquel movimiento pictórico y la evolución de ésta, y las peripecias, rechazo, desprecio y posterior aceptación de unos de los primeros movimientos de vanguardia del siglo XIX. Pero toda la preciosidad de ésta película quedó opacada y filtrada en cuanto la percibíamos con nuestros ojos y oídos, por el efecto del alcohol que cada vez se acentuaba más y más. Las charlas entre ambos empezaron a carecer de sentido, pura carcajada, pura "chacota", incluso reíamos de escenas que no tenían nada que ver con lo cómico; ya tan poco nivel de control teníamos sobre nuestros cuerpos que cada espasmo producido por la incontenible risa irracional de la que padecíamos hacía chocar a nuestros cuerpos, literalmente, encontrábamos reposo uno en el otro; descansábamos el ferbor yaciendo uno sobre otro por intervalos; a veces eran nuestras mejillas, otras, una nariz y un cuello, un hombro, un ojo, un seno, sobre el cual a veces exhalaba mi embriaguez; una acomodadita del brasier, por momentos, parecía que la Naysha conciente, y custodia de una virginidad inmaculada aún no se perdía del todo, pero ello sólo era lo que yo creía.

Lo de la laptop y la película se borró de mi memoria, casi puedo decir yo, irreversiblemente, ora a causa del alcohol, ora que a la limitada capacidad de mi cerebro en ese estado le daba importancia a otras cosas, como lo casi onírico y ensoñado que vivía en aquel entonces. Recuerdo que dejé la laptop cuidadosamente al lado, sobre un mueble, no terminamos de ver la película, tampoco la botella de pisco, que casi con desesparación bebíamos lo más a prisa que podíamos, a fin de embriagarnos rápido.

Vi a Naysha, y estaba cagada, era obvio, se dejó, o mejor dicho nos dejamos intencionalmente abrazar por esa ambrosia divina a la cual damos el nombre de alcohol, para liberarnos de cualquier concepto moral, religioso, paradigmático, etc. que pudiera tenernos cautivos y dar rienda suelta a los más primitivo de ambos, que era aquel estado. Yacía acostada, con los ojos entreabiertos, medio sonriente, medio fastidiada; contemplé a mi alrededor, apenas podía distinguir las cosas a no más de tres o cuatro metros de distancia, no tenía idea de qué hora era. Ella me pidio entre balbuceos, que apagara la luz pues le molestaba, a lo cual yo accedí, para luego acostarme junto con ella, justo al costado, jamás sabré como lo hice sin que ella protestara en absoluto; ella volteó, y quedamos cara a cara, no podía ver su rostro más que con la claridad que me permitía la luz de los faroles filtrándose por la ventana, sentía en mi rostro su respiración cálida, su aliento al intentar balbucear algunas palabras que quedaron en nada.

Reíamos en complicidad sin saber porqué, que a lo mejor era el estado deplorable en el cual nos hallábamos. Me decía -Somos unos pollos y así hemos tomado todo eso-. Yo reía a carcajadas igual, -Oye te voy a voy a buitrear en la cara- le bromeaba, y me decía imbécil, cómo siempre llama a todos los hombres que se le acercan cuando ella está ebria, pero había algo diferente, a Naysha la había visto ebria cómo unas tres veces, pero siempre se mostraba fuera de control y con ánimos de llamar la atención a Ronald; cuando la primera vez la encontré cagadaza, sentada en los escalones de la escuela, me acerqué a ella e intenté abrazarla, pero me largó con insultos y burlas, en cambio ahora se la veía calma y sumisa.

Un cúmulo de posibles palabras para no desaprovechar el hecho de sentirme tan cercana a ella se me venían a la mente, mientras yacía ahí botado, junto a ella, ahora con uno de sus pómulos rozando mi mejilla.
Decidí ser directo, mandar a la mierda lo de mejores amigos, que ella tuviera enamorado, que yo andara con Flor...
-Quiero besarte- pronuncié, casi sin balbucear.
-No lo sé...-respondió dudosa.      
-Quiero besarte, Naysha.
-Quiero besarte...
-Quiero besarte...

No paraba de repetirlo, cual si encaprichado estuviera y a toda costa quisiera conseguir aquel beso que tan asiosamente idealicé durante tantas noches entre fantasias y masturbaciónes no infundadas, o al menos así lo creía, lo cual lo hacía más deseable.

Y luego del juego estúpido del animal y la casta, me lo concedió.
Y -Sí, bésame...- entre susurros me dijo, y fue casi instantáneo, y no tuvo tiempo de entregármelo, porque yo se lo arrebaté, y nos besamos con tal frenesí que sentí casi desgarrar la carne de sus labios, al morderlos los sentía tan rojos, en toda la gama de colores cálidos que su espectro me pudiera dar ese color, aún sin poder verlos; me agitaba y sentía agitarse a ella, y cuando descansabamos, aquellos intervalos servían cómo excusa para saborear aquel sabor ajeno y único que podía darme su saliba escurriéndose por mis labios para luego morir en mi mentón, y volvían a encontrarse nuestros labios de nuevo, nuestras lenguas eran una suerte de falos, embriagados en jugos que revoloteaban y se acariciaban en nuestras bocas húmedas, despacio y rápido nos absorvíamos el aliento, que contaminado por el licor enardecía mi deseo, aquel juego para mí era ya el éxtasis divino, eso, y el morbo que me provocaba el confirmar que ella sabía cómo responder a mis estímulos, aún se hiciera la muy inocente.
    
 En un momento me encontré encima de ella, nos cogíamos de las manos y continuábamos con todos esos besos antes imposibles, pensaba en atreverme a más y las posibles consecuencias negativas que aquello podría tener en nuestra relación, y qué mierda, antes de aquella noche todo ya estaba cagado para mí, tenía un ánimo de la cagada, mi enfermedad me hacía la vida mierda, Flor me ignoraba...; realmente, no tenía nada que perder. esperando alguna negativa que nunca llegó. No recuerdo exactamente en que momento metí mis brazos por debajo de la chompa que ella traía puesta, y desplazando su brasier, apretujé suave y violentamente sus senos, nuestras bocas seguían en lo suyo. Cuando me sentí más en confianza me aventuré a intentar bajarle el pantalón de licra, que en algún momento, ayudado por la divina providencia del destino, opto por ponérselo. Acaricié su sexo, aventurándome a probar todo el erotismo sensitivo que en mi causaba el palpar todas la texturas humedas en la que mis dedos se desplazaban. Ella estaba muy humeda, su sexo embuído en fluidos estimulaba pornográficamente mi imaginación, sin embargo nada llegó a más luego de aquello.

Recuerdo vagamente que en un momento ella se puso a llorar, y a sacar de nuevo el tema de Ronald; al final para consolarla con la certeza o condenarla por lo crudo de la realidad, le conté acerca de los sentimientos de Ronald para con Damaris. Su llanto fue mudo en ese instante, pero estoy seguro que, sufrió mucho más de lo que había aparentado antes. Por momentos parecía arrepentirse por entregarme demasiado y volvía a acomodarse la ropa, sin embargo todo era en vano, pues al cabo de unos minutos nos estabamos besando nuevamente y acariciandonos.

Mientras ella lloraba, en un momento me empecé a sentir lástima por ella. Me sentí tan basura cómo aquel individuo que alguna vez había abusado de ella cuando niña. Esto fue algo que ella únicamente había confiado a Ronald y a mí. Al pensar en ese tipo, me ponía mal imaginar que era tan lacra como ese tipo. Sin embargo ella me abrazaba, diciéndome que eran cosas muy distintas y ella seguía queriéndome y no quería que yo deje de ser parte de su vida. Y así, gracias a la bipolaridad que nos garantiza aquel estado deplorable, seguimos llorando y riendo durante esa madrugada que parecía nunca acabar.

-"Esta noche se lograron todos lo besos que nunca te pude dar" fue de las últimas cosas que le dije, luego de asinserarnos los dos y confesar que de no haber sido por Flor, a ella le hubiese gustado estar conmigo al igual que yo.

Al día siguiente ninguno de los dos dijo nada al respecto, al igual que los días siguientes a lo acontecido, casi no cruzamos palabras, y envíamos todo aquel suceso al saco del olvido, para simplemente volver a ser su "mejor amigo".

martes, 1 de noviembre de 2011

Gaseoseros burlandose de un joven


Mira como pasan los que clavan la muerte
Esos que te alcanzan y devalúan tus alientos
Y que acorazados en su fugacidad y presencia efímera
te crucifican a vista de gentes nada devotas.

Una herida más se suma a tu recopilación
Eres coleccionista de aquellos momentos de agonía
Gozas de verte desgraciado y agradeces la miseria de vivir
Porque te das lujo de despreciar y olvidar las sonrisas y alegrías.

El génesis que se marchitará


Más allá de las espinas te encontré
Cuando el sendero serpenteante me guiaba
Hacia un espejismo disfrazado de color
Que ocultando su gris semblante, fingía esperarme.

No caminaba por ningún jardín, pero igual brillaste
El rocío matutino que gozosamente se paseaba sobre tu ser
Hacía resaltar el cobre resplandeciente de tus pétalos,
Aunque indigno suavemente me rozabas tu seda, me susurrabas.

De tus néctares ningún colibrí se había deleitado, me dijiste.

Las aves se acercaron y revolotearon en torno mío
Me despojaron de mis máscaras y te expusieron mi alma, tu ya estabas expuesta
Vi cómo mi tiempo se perdió en el génesis que en ti acontecía, jamás encontró la salida
Tus montañas se elevaron, tus ríos fluyeron y las grietas de tus cavernas, volví a descubrir

¡Oh! Dulce encarnación de Gea, ten piedad de mí, pues en tu eternidad no sé caminar
Arrastrándome en ti, e inundando libidinosamente tus mares, he perdido la cordura
Y mientras, extasiado, observo tu ser elevándose y volviendo, mis semillas se colman de tu miel
¡Consume mi vida! ¡Y mis ganas de caminar también...!
Y aunque pocos senderos junto a ti he de andar...
A ti me aferraré y a los lugares en donde guardas tus galaxias.

viernes, 28 de octubre de 2011

Esto es el colmo

Estaba ya en la estación del Soyuz, con intención de regresar a Lima temprano, al ver que no llevaba mi DNI me puse nervioso, lo había dejado en mi otro pantalón. Empecé a ponerme muy intranquilo, pues no quería volver a pagar un mototaxi hasta Santo Domingo, así que decidí tomar un bus afuera de la terminal, así no me exigirían presentar el DNI en físico.

Cuando salí a esperar el bus, vi que unos dos buses justo salían de la terminal, quise subirme al primero que pasaba pero avanzo demasiado rápido, así que aproveché en subir en el que le seguía, el señor que era el cobrador de pasajes pasaba la voz a los pasajeros, decía: ¡Nazca!, ¡Nazca!, y yo estúpidamente subí en el bus, pensando que Nazca quedaba camino a Chincha o Pisco. Empecé a dudar cuando ya había subido al bus, sabía que no era el bus, ya me había dado cuenta, pero entré en pánico, me quedé inmovilizado, apenas me podía mover, debía haber bajado a tiempo, aún podía hacerlo, pero no lo hice. Tenía miedo a que me recriminaran, tenía miedo a hacer el ridículo, a caerme con todas las cosas que llevaba en la mano, el camino desde el asiento hasta la bajada parecía inmenso, interminable, me acobardé, no puedo encontrar otra manera de describir mi actitud.

Ya no puedo más con esto...es el colmo...¡ES EL COLMO! Esto ya sobrepasa límites, roza en lo ridículo...me averguenzo de mí mismo. Perdí cómo veinte soles en dinero y como cuatro horas en tiempo de una manera de lo más ESTÚPIDA.

Ya ningún sueño parece alcanzable...realizable...si no puedo con estas pequeñas cosas...
Ya no puedo más...

jueves, 27 de octubre de 2011

Irme

He perdido la costumbre de escribir, es extraño volver a hacer después de un buen tiempo pasado, se me hace pesado y difícil...
Hoy ha sido un mal día, pésimo en todos los sentidos, me siento mal, no tengo ganas de nada, no le encuentro sentido a mi vida, ya desde el lunes estoy así, siento que no tengo fuerzas, siento que no valgo, mi personalidad es una mierda, he vuelto a recaer, pequeñas cosas son las que me hacen ver que realmente no podré valerme en la vida, que soy un cobarde, que no puedo enfrentar las cosas.

La autoestima se torna absurda en mi, ¿Cómo tenerla si nunca en la vida me enfrentado realmente a nada ni nadie? Una persona que no tiene convicción y firmeza siempre vivirá a las sombras, en segundo plano, en un mundo en el cual los fuertes sólo dominan. Yo quiero ser fuerte, quiero estar sobre los demás, pero no puedo. Daría lo que fuese, incluso si hubiera alguna droga o algo...lo que fuese.

Me siento atrapado, me siento atrapado dentro de mí, en esta habitación, no quiero salir a la calle, tengo miedo ¡El puto miedo me domina! Toda una vida siendo el chico buenito, noble y acobardado ¡¡¡No quiero eso, puta madre!!! ¡Estoy harto, harto de ser esto que soy! ¡Estoy harto de que todo el mundo conozca que soy así! Quiero ser una mierda, una persona agresiva, que vocifere, grite, e imponga su pensamiento, que se haga escuchar, quiero ser un rebelde...no puedo.

Me siento atrapado... no sé qué hacer, no sé cómo cambiar, quisiera morir, no soy lo suficientemente valiente para suicidarme, estoy atrapado, y no vivo, sólo sobrevivo, odio este mundo, donde tienes que ser una mierda para ser un ganador. Yo estoy harto de siempre ser el perdedor, no lo acepto, pero no puedo cambiar. Estoy harto de esta vida mediocre, nunca seré nada. No me quiero, no puedo quererme sabiendo que soy sólo esto, un idiota, un estúpido retrasado que no podría ni defenderse. Me sorprende incluso que haya logrado tener amistades y que se enamoren de mí, já, no lo merezco siquiera.

No quisiera salir de esta habitación, quisiera quedarme aquí siempre, me cansé de ésto, me cansé de luchar, si es que alguna vez he hecho algo así. Tengo un carácter tan débil... Envidio a la gente fuerte, a la que siente estima por si misma.

Quisiera enfermarme de algo y morir, simplemente, si es que tan difícil me lo pone la vida...
Ni siquiera Flor merece estar conmigo, ella podría estar con un chico mucho mejor, más valiente, mas asertivo, no un cobarde...
Está bien si me quedo sólo luego, lo aceptaré resignadamente, no quiero estar con alguien y luego darme cuenta que ni defenderme a mi mismo. No quiero estar con alguien, y sentir...culpa, por tal vez dar una imagen falsa de lo que soy, no quiero que se de cuenta de que tengo miedo, que soy cobarde.

El Lunes pasado mi hermano llegó de mal humor del colegio, me dijo que saliera de la computadora de una forma agresiva, porque una amiga iba a entrar, era extraño, lo decía de un modo el cual no estaba acostumbrado, parecía otra persona, parecía cómo cualquier otro chico que abusó de mí cuando niño, quise responderle agresivamente, no porque no quería dejarle, sino por la manera en que me lo dijo, no pude contra él. Si no puedo contra mi propio hermano, si no puedo contra mi padre ¿Cómo voy a enfrentarme a la gente de afuera? ¡¿Cómo mierda...cómo mierda podré enfrentarme a la vida? Todos en la casa me tienen como un retrasado, cómo el siempre sumiso Juan Manuel. Estoy cansado de esto.

Le tengo cierto rencor inconciente a mi madre, siempre sobreprotegiéndome de los problemas, nunca dejándome valerme por mi mismo, siempre haciéndome ver cómo un hijito de mami, siempre acorazándome a ella. Jamás aprendí a ser realmente un "hombre", cómo diría mi papá. Jamás realmente me pude enfrentar a problemas, y cuando se presentaba alguno, había una mamá, una abuela detrás de la cual esconderme. Cuando era ya muy "grandesito" y me daba cuenta de más cosas, era demasiado tarde, nada más habían forjado un chico debilucho, miedoso, ridículo. Al imbécil de la clase, al típico centro de burlas, al aniñado, al hijito de mamá...tengo tanto...tanto odio.

Soy una construcción con malos cimientos...quiero derrumbarme...

Si voy a los psicólogos me dirán todo lo que finalmente yo ya sé... las pastillas no funcionan en mí.
Me siento atrapado...atrapado...cómo una cucaracha.
Sólo sobrevivo, no pertenezco aquí...

Ayer Flor de María se quedó en mi casa, es la segunda vez. Supuestamente llamaría a una amiga para que le cubriera y llamara a su casa diciendo que se quedaría en la de ella, pero nunca llamó. Algo me decía que las cosas iban a salir mal y en la noche estaba muy intranquilo. Pero ella quería quedarse. Escuchamos música, e hicimos el amor, ni siquiera tengo ganas de ya hacerlo, al no sentirme un "macho alfa", la verdad es que el líbido se me va a los suelos, no me provoca hacerlo sabiendo yo cómo soy: un miedoso, hasta siento que la traiciono...

Hoy en la mañana vinieron Naysha, una profesora y la mamá de Flor. La profesora me recriminó, Naysha estuvo diciéndonos lo preocupada que estaba, recriminándonos igual, tratando de consolar a la sollozante madre de Flor, me sentía un desgraciado, un tipo sin alma, una mala persona. La madre de Flor no se molestó tanto cómo pensé, luego que conté el bajón que había tenido los ultimos días y sobre mi enfermedad, empezó a sentir lástima por mi, me aconsejó, me dijo que me preocupara por mis estudios, pero aún así me sentía una mierda, más que nada por Flor, le estaba haciendo daño, la estaba perdiendo. Ella es una buena chica, es mi mejor amiga, no le podía hacer eso. A cualquier otra chica podría hacérselo, me perdería con cualquier otra ramera, zorra asquerosa, tan desgraciada cómo yo, pero no a ella.

Es la segunda vez que sucede esto con Flor, no quiero meterme en este tipo de problemas ya. Quiero irme de Ica y simplemente olvidarlo todo, quiero encerrarme de nuevo.
No quiero ver el mundo...
Me mandó un mensaje diciéndome que no volvería a la Sérvulo, que no quería causarme problemas, ahora he hablado con ella, le dije que no lo hiciera, que no podía perder la carrera...no me dio una respuesta certera.

Estoy haciendo daño a mucha la gente...a Flor, a sus padres, a mi madre, mi familia...

Recibí hace poco un mensaje que me dio Diana, de parte de Xóchitl, preguntando por mí y diciendo que me extrañaba mucho. La he pensado mucho los últimos días, la he vuelto a pensar, aunque ningún día dejaba de recordarla aunque sea por escasos momentos, sin embargo no era lo primero que aparecía en mi mente cuando me despertaba cada mañana.

No creo que me extrañe tanto,sin embargo, o no tanto cómo lo hacía antes, es normal y compresible que me haya empezado a olvidar con el tiempo, e incluso que se haya interesado en otras personas. Ahora que lo pienso, me siento tranquilo...de estar alejado de ella, ella no se merecía a alguien tan...miedoso cómo yo, ella merece a una persona más interesante, más valiente, loca y rebelde, nada sumisa y "maltratadora", cómo ella solía decir que le gustaban. Con alguien así me la imagino a ella. Le irá bien, yo lo sé, y algún día la veré...y aceptaré los senderos por los cuales le haya llevado la vida, incluso si encontró en alguien la felicidad, aunque jamás deje de estar enamorado de ella del todo, aunque mi amor, frustrado, por la situación nunca haya podido extinguirse.

Naysha me habla mucho sobre dios, sobre la fe y la esperanza que tiene en él, yo respeto su religión, y ella sabe que no comparto del todo sus ideas, aún así se esmera en querer hacerme sentir bien, cuando estamos en el salón me integra, no me deja a un lado. Ella sabe de mi problema, Ronald, quién es su novio tiene también ciertos problemas psicológicos. Hoy luego de todo lo que pasó, con lágrimas en los ojos me intentaba consolar y diciéndome que no abandone la Sérvulo.

Yo me pongo a pensar...si dios realmente existe...si realmente existiera, por qué me habría hecho así, ¿Por qué darme tanto sufrimiento? ¿Por qué hacerme tan débil? ¿Por qué tan desgraciado...? Por qué...

No sé si algún día llegue a ser lo que alguna vez soñé...no sé siquiera si el arte sea mi camino, no sé a dónde me dirijo, a dónde estoy yendo...sólo hago las cosas por inercia, no tengo voluntad.
Soy un títere...y mis miedos son los titiriteros, con sus manos hediondas de muerte, me mueven a su inclemente voluntad y se placen al retorcerme y hacerme sufrir, estoy bajo su merced...
Quiero cortar las cuerdas que me llevan al abismo...
Quiero irme de aquí...
Quiero irme...
Y simplemente alcanzar las estrellas...

sábado, 24 de septiembre de 2011

Ultimos meses, días

(Los "..." son un buen período de tiempo que dejé de escribir)

Estoy a punto de irme a Lima. Ha pasado buen tiempo...vaya que ha pasado bastante. Hace ya buen rato se fue José Luis de mi casa, se había quedado durante una semana a acompañarme acá en Ica, por motivo de sus vacaciones, el Lunes retomará sus clases de nuevo. Fue una buena semana, no me sentí tan solo, era bueno tener a alguien con quién charlar después de clases y por las noches. Fue divertido. Estar con José Luis siempre me reaviva los ánimos, lo considero cómo uno de mis mejores amigos y la persona con quien más cómodo me siento. La idea surgió por iniciativa suya, teníamos planeado viajar a Lunahuaná inicialmente pero no pudimos concretar aquel viaje, así que qué mejor idea que venirnos aquí a Ica.

Aunque he de aceptar que me siento un tanto triste, en el sentido en que no pude llevarlo a conocer muchos lugares, o salir a pasear con el, ya que toda esta semana ha sido de puros trabajos y asignaciones en las cuales tuve que invertir mucho de mi tiempo y no me quedó demasiado para mi amigo. Pero aún así la pasamos bien.

Han pasado gran cantidad de cosas desde que escribí por última vez. Una de ellas fue mi último encuentro con Diana y el "problema" que tuve con Flor al creerla embarazada. Le conté lo ocurrido a Diana, realmente necesitaba desahogar toda esa sensación rara que me causaba el hecho de estar con Flor, en cierto modo sentía culpabilidad, tristeza, angustia en ese momento, y mucho más incertidumbre. Aunque debo admitir me sobrepasé en describir demasiados detalles a otras personas a las cuales le conté cómo es el caso de Mónica. Diana me reprochó de mala manera lo ocurrido, no recuerdo exactamente bien sus palabras me la notaba muy enojada, tanto que me pidió que nos encontrásemos un día en Lima, cuando yo vaya.

Al encontrarnos me recibió con reproches, de esos típicos reproches y reclamos que siempre me da y que sinceramente me llegan al pincho y me hacen odiarla en aquel instante en el cual me los da, realmente se vuelve insoportable aquello. Ella realiza prácticamente un soliloquio en el cual reclama y lanza frases hirientes cual si tuviera pleno derecho de hacerlo. Lo que más me fastidia de Diana realmente es que siempre dice cosas sin saber completamente lo que sucede, ella presupone, infiere erróneamente, al igual que sucedió con lo de Lorena. Ella pensaba que yo moría por ella, que la buscaba por msn y lloraba su indiferencia, cuando en realidad Lorena ya me era por completo indiferente. En ésta ocasión no fue distinto, empezó a insultar a Flor desde el inicio, decía cosas como "Maldita, maldita, la odio" "Quisiera tenerla frente a mí", empezaba a decirme que tenga cuidado con ella, que lo que buscaba era embarazarse para poder quedarse conmigo y atarme a ella para llevarla a Lima y que con ayuda de mi familia le diera una vida mejor. En ciertas ocasiones hasta casi le llamaba prostituta sin siquiera conocerla.

Yo sé cómo es Flor, yo sé lo extremadamente ingenua que es, y sé lo inocente que llegan a ser sus intenciones, por lo que cada que Diana decía algo de ello, yo la defendía. Claro que Diana me contestaba "Ya sabía que sacarías cara por ella. Ella te ha logrado lavar el cerebro y manipular", pero realmente me llegaba, y de hecho, dentro de no mucho iba a saber por qué tanto escándalo.

Cuando vi que el tema iba de mal en peor y que los reproches aumentaban decidí quedarme en silencio pero en una actitud realmente repulsiva, cómo si me llegara lo que ella me dijera. Me había cansado de escuchar tanta mierda. Luego cambió el tema de conversación, me habló de Florian, de sus ex enamorados, cómo siempre acostumbra a hacer, y de los muchos hombres que la acosan y pretenden.
A veces siento cierto sentimiento de culpa cuando me refiero a Diana cómo una persona jodida e irritable, porque si bien es cierto me saca de mis casillas, en algunas ocasiones veo buenas intenciones en sus palabras y acciones. Es sólo que me molesta la moral, los valores y demás mierdas estúpidas que tratan de meternos en la cabeza la mayor parte de la gente, incluida ella, pensado en que está "bien" hacer eso y que se le debe decir a los demás lo que está "bien" y lo que es "malo" hacer.

La vi llorar nuevamente,cuando me volvió a hablar de Bellas Artes, y del mal recuerdo que aún le acosa y le causa dolor, de que nunca sería artista, de que está muy "vieja" para ingresar a la escuela, y mil peros más que cada vez le hacen abrir los ojos y "darse cuenta" que"jamás" podrá ser una artista. No hay palabras de consuelo que sirvan cuando ella se empecina en decir que no podrá; muchas veces le he comentado que chicos mayores que ella han estado en la pre con la idea de postular, que el artista no necesariamente es el que ingresa a Bellas Artes, que hay muchas maneras de llegar al arte, pero aún así se ciega y se centra en sus pasados fracasos cómo referencia de su valía artística y personal...Y realmente muy poco puedo hacer.
Me siento mal...en realidad me siento mal, cuando la veo sufrir de aquel modo, y de alguna extraña manera todo lo negativo de ella se me olvida cuando la veo en una situación en la cual está tan indefensa, y todo el "odio" que pude haber sentido hace unos instantes se puede convertir en lástima, en compasión y mucho más en comprensión.

Pero mis palabras son muy frías e inexpresivas, incluso cuando intento ser solidario o compasivo, amigo. Y no logro demasiado realmente, y solo apenas me limité a verla sollozar, a la penumbra de una noche muy fría, nuevamente en el lugar donde quedamos algún tiempo atrás: El parque de la exposición. Mi posición siempre era de lo más subjetiva y alejado completamente de cualquier signo de moralidad estúpida o de romanticismo exagerado, talvez por ello Diana me veía como una persona "poco soñadora" y demasiado "realista" cosa en la cual se equivoca del todo. Rechazo los convencionalismos, rechazo los "las cosas deben ser así porque siempre han sido así, los medios dicen que debe ser así, nos han enseñado que deben ser así y deben ser así", rechazo los prejuicios, los paradigmas. Creo en que la felicidad se puede lograr si uno elige sentirla. Que no somos más que carne, químicos y sentidos. Creo que el sentido está en la búsqueda del placer y la experiencia, y nada más.

No pasó mucho tiempo para que ella me "confesara" lo que sentía por mí, tampoco recuerdo exactamente las palabras ni el modo en que me lo dijo, ya había tenido ciertos acercamientos con ella en otra ocasión, algunos roces, toqueteos, pero nada serio ni nada trascendental. Me empezó justificando que el hecho de que tuviera tanto odio por Flor, era porque sentía celos, en cierto modo, al ver que ella ya me había "tenido". Me dijo que durante mucho tiempo había sentido algo por mí y que jamás me lo había dicho. Me lo dijo de una manera...extraña. Me lo dijo cómo: "Te tengo que decir algo...espérate...". Yo no supe qué responder, sólo me limite a darle una respuesta de los más inoportuna y por lo cual José luego me reprocharía. Le dije "Vaya...esto me parece muy extraño. Realmente jamás imagine que fuera cómo tu dices, más aún cuando yo no hice ningún merito para poder gustarte." Y de hecho así fue, con ella jamás hacía de las típicas cosas que harían las personas que se enamoran y tratan de aparentar ser alguien que no son para poder atraer a alguien; con ella era vulgar, obsceno, pervertido, malicioso. Jamás entenderé cómo es que pude llegar a gustarle.

Luego de ello se hizo un silencio muy largo, aunque no incómodo para mí, de hecho sentía que dominaba la situación, no tenía nada que perder. Ella había ya perdido su orgullo al decírmelo, y yo estaba un peldaño más arriba que ella. Me dijo que le disculpara si se precipitó con Flor, cosa que accedí de buena onda. No hablamos mucho rato más, fuimos a comer una hamburguesa, nada especial, conversamos un poco más. En cierto momento cuando hablábamos y bromeábamos sobre que yo tendría quintillizos con Flor, y que trabajaría como albañil, le dije cómo conclusión cansada " Bah, Tanta vaina para que al final igual el lunes vuelva a cachar con Flor y sea lo mismo", en ese momento ella me miró decepcionada y me dijo "Ah, no. Ahora sí, aléjate de mí, Juan Manuel". Yo le dije "¿Pero qué sucede? Nada más te digo lo que yo pienso" y ella me contestó "Pero tu ya sabes lo que siento", hasta entonces entendí que le había dolido.

No charlamos mucho más, y nos despedimos con nuestras típicas despedidas de lo más frías. Y regresé a casa.

...

En Ica las cosas me van normalmente, ni excelentemente bien, ni pésimamente mal, en el salón ya soy conocido de todos cómo dije anteriormente, no creo que sea el tipo más carismático, pero todos me logran pasar y con casi todos me trato diariamente. Con mi compañero Jason es uno con los cuales más me bromeo, siempre nos hacemos los homosexuales y actuamos de maneras afeminadas cómo si nos coqueteásemos, a veces el me llama amor, o a veces me tiende abrazar, cosa la cual correspondo pasándome mucho más intentando a veces besarlo o agarrarle el trasero cosa que el rechaza con una sonora carcajada, y si en el lugar está Naysha también ella no puede resistir el reír.

Mi relación con Karin es actualmente distanciada, ya no he bebido alcohol ni consumido drogas durante buen tiempo, desde que estoy con Flor. Las cosas desde que estoy con Flor han sido muy sanas dentro de todo. Cuando ella viene a casa, casi todos los días, nos la pasamos en la computadora, a veces yo cantó, leemos historias, vemos videos graciosos o curiosos en internet, nos contamos nuestras cosas, y casi diariamente luego de ello hacemos el amor. He tenido mucha suerte de que los señores Lovera no me dijeran nada ni me recriminaran por el hecho de traerla, ya que ellos me habían advertido que no querían escándalos ni que usara el cuarto para tener relaciones sexuales, cómo si de un hotel se tratara.

No he salido mucho con Flor realmente, y conozco muy pocos lugares en Ica, a pesar de todo el tiempo viviendo ahí. Me gustaría salir mucho más con ella. La relación con ella es bastante buena, a pesar de lo que muchos en el salón o en la escuela puedan pensar, es posiblemente la mujer con la cual más confianza he tenido en toda mi vida, y con la que puedo decir las cosas más absurdas sin sentir verguenza ni miedo a que me juzgue de cierta manera u otra. Ella es la primera persona a parte de mi familia y José Luis, que es mi mejor amigo, con quien realmente que puedo ser yo, yo mismo, sin caretas, ni aparienciencias fingidas, realmente yo.

En Ica no me he librado de los problemas, he tenido algunos cuantos realmente jodidos, de los cuales el principal eje es Flor de María; no es ella, si no sus padres. Un día en el cual había venido a mi casa cómo la mayoría de veces luego de clases se quedó hasta muy tarde, demasiado tarde, y cuando fuimos al paradero ya no pasaban colectivos que le llevaran a su casa, además que corría el riesgo de que le pasara algo ya que era bastante tarde, así que decidimos que lo más seguro sería que se quede hasta el día siguiente. Lo único malo, y de lo que luego nos arrepentiríamos es que Flor no sabía el número de teléfono de la casa de su tío y no podía llamar para avisar que se iba a quedar; mandó un mensaje instantáneo a su primo por msn, pero parece que su primo no se conectó. No le dimos mucha importancia a ello. Y así lo hicimos, nos quedamos haciendo un trabajo hasta la madrugada, tuvimos sexo un toque en la noche y dormimos. Fue de las mejores "dormidas" que he tenido.

Al día siguiente al ir a la Sérvulo vimos un tumulto de gente en el primer piso, allí se encontraba Ruth, Carmen, la profesora de Dibujo, y otras personas más que no recuerdo, y en el centro la madre de Flor. Cuando llegamos y nos vieron, pusieron una cara de terrible decepción, espcecialmente Ruth y Carmen. La señora recriminó a Flor pero a mí no me dijo nada. Yo atiné a irme a clases y dejar que Flor de María conversase con su madre y le explicará el asunto. Durante clases estuve muy nervioso y preocupado, los demás alumnos me decían que por qué habíamos hecho aquello, seguido de un super rollo extremadamente moralista y que ayudaba a alimentar el nerviosismo que de por sí me consumía.

Luego de un rato subió Flor, con una sonrisa algo nerviosa, que luego Ruth interpretaría cómo una mala actitud, considerando que su madre estuvo llorando cuando estuvo con ella en el tumulto. Tenía algo de nervios de hablar con Flor, no sabía si hacerlo, me sentía muy culpable. De pronto Flor me lanza un papelillo, diciéndome que no me preocupe y que todo estaba bien. Luego de un rato el señor de la limpieza a quien todo mundo llama "Pineda" nos mando a llamar por parte del director. Al bajar estaba su madre en la dirección, junto con el director. El director nos llamó la atención y nos recriminó, ya no recuerdo qué cosas, exactamente nos decía, ya ha pasado mucho tiempo, pero decía calumnias que a mí me jodían mucho, decía que no podemos estar por ahí hasta tarde, quizá tomando alcohol, emborrachándonos, o perdiéndonos. Me jodía el hecho que diera todas esas cosas sin tener ni una puta idea de lo que nosotros realmente habíamos pasado. En un momento me dieron ganas de mandar a la mierda al director y salir de la dirección, me abstuve.

Al salir, la señora me advirtió y me dijo que haría exámenes a Flor por si algo le hubiese hecho. Hicimos el trato de que no volvería a pasar y se fue. Yo aún seguía con angustia, tenía miedo de seguir con Flor, no sabía realmente que hacía allí, no podía creer lo que me sucedía, no sabía si realmente todo lo que me había ocurrido hasta entonces me había llevado hasta eso.
Las cosas se calmaron con los días. Flor no se regresaba tan tarde a casa, por momentos a Flor parece no importarle mucho su familia.

Al poco tiempo de haber sucedido aquel incidente su padre vino un Lunes, justo el Lunes en el que había llevado a José Luis de paseo a Ica. Vino con una actitud desafiante, me pregunto cuales eran mis intenciones, que cómo podía confiar en mí, en todo momento mostré no ser una persona ignorante en absoluto y daba a entender que sabía mucho más de lo que el podría suponer y que sabía cómo responder sus preguntas. Al final me dijo que cómo podía demostrar ser una buena persona, presentí que quería que yo le presentase a mis padres, pues en todo momento me lo insinuaba, pero la idea no me agradaba, mi madre desaprobaría mi relación con Flor, al igual que mi familia, por la gran cantidad de prejuicios que ellos poseen. El hecho que ella sea una chica menos pudiente que yo hace que la relación se mal vista por mucha gente. El señor me dijo que no podría estar con su hija si no podía mostrar ser alguien de confianza, y si el se enteraba que yo seguía con ella iba a tomar medidas.

...

...Y los días siguieron pasando. Realmente no hay mucho de interés qué contar. Hace un tiempo que Naysha se me empezó a acercar más de lo acostumbrado, todo empezó desde que me dijo para venir a Lima porque necesitaba comprar algunos materiales, y de paso si podría mostrarle algunos sitios de interés. ir a algunos centros culturales y exposiciones. Yo le dije que normal, chévere, pensé que sería divertido. Ella me dijo que alquilaría algún hospedaje porque pensaba quedarse unos dos días, yo le ofrecí mi casa sin pensarlo, tenía una habitación en la azotea bastante cómodo y no veía porque no podría quedarse. También estuvo planeado que Ronald viniese junto con ella, y aunque no nos simpatizamos mucho entre ambos, también acepté recibirlo. Pero al final no pudo venir por otros asuntos.

Su estadía en Lima fue más corta de lo planeado, fuimos al MALI, al centro cultural España, y a Barranco, finalmente, para observar el mar. Fue divertido, en el transcurso de nuestro paseo pasaron muchas cosas curiosas y que ahora recordamos cómo divertidas. Embarqué a Naysha, ya de noche, en el paradero de Soyuz, y me despedí de ella, luego de un agitado y ameno día.

Al cabo de unos días, ya en Ica, sucedió algo que me volvió a angustiar, y tenía que ver nuevamente con la madre de Flor. Aquel día vi a la madre de Flor llegar al salón y llamarle, Flor luego me contó que había sido porque uno de sus primos había tenido una fuerte pelea en la escuela y aquello era preocupante para la familia. A la hora de salida, Naysha nos pidió que nos quedásemos y le pregunto a Flor el motivo por el cual su madre había venido a la escuela, ella le dijo que sí que era por lo de su primo, pero Nasyha nos contó la otra razón por la cual realmente vino. Nasyha se enteró por medio de una profesora de dibujo que la mamá de Flor había acudido a la dirección para hablar al director y comentarle su preocupación por Flor y por el hecho de que llegara tan tarde a su casa. Pensaba presentar una denuncia contra mí.

Realmente una denuncia sería inefectiva, Flor es mayor de edad y sabe realmente lo que hace, no estoy abusando de ella, ni la estoy obligando, pero sólo el hecho de escuchar la palabra "denuncia" me hizo incomodar. Una denuncia cómo esa no haría otra cosa que joderme. Aquel día dejé a Flor irse más temprano, igualmente los días sucesivos. Y aunque sé que ella quisiera venir todos los días a mi casa, no sería lo más conveniente. Justamente aquel mismo día el señor Lovera, me dijo que evitara traer a mi "amiguita" tan a menudo porque el chico que vive arriba le había contado ciertas cosas, calumnias según él.

Esta semana si bien es cierto a ido pocas veces a mi casa, se ha quedado hasta tarde, aquello me incomoda, tengo miedo de que su padre venga y tome represalias contra mí, aún incluso cuando él está lejos en la sierra trabajando, tengo miedo por Flor y por mí.

Estas ultimas semanas cómo dije anteriormente he estado mucho más cercano a Nasyha, me invita a mi y a Flor a salir, hace poco fuimos a Cerro Azul, dónde la pasé bien excepto por el hecho que Naysha se emborrachó hasta el punto de no poder caminar, y no podíamo devolverla a su casa en ese estado. También fuimos a la Huacachina Ella, Ronald, Flor y yo. Increíblemente también me he vuelto más cercano a Ronald, y le tengo más confianza, aunque no demasiado.

A veces me incomoda, Naysha es demasiado...pilas, y aunque Ronald es apagado, creo que yo lo soy más, aquel día que fuimos a Cerro Azul, sentí mucho la falta que me hacía Flor, no me sentía estando cómodo solo con ellos. El último suceso con ella fue que vino a mi casa para que yo le hiciera un retrato, por alguna razón aquel día Ronald estuvo muy extraño y no quiso venir, por momentos sospecho que él piensa que Naysha está interesada en mí o yo en ella, por ciertas cosas que el me ha insinuado. Cosa que no tiene nada de cierto, yo hace mucho que deje de interesarme por ella, y hasta me había empezado a distanciar por la poca afinidad que teníamos; los pocos acercamiento que teníamos ambos era por iniciativa suya.

Ayer vine a Lima, me quedaré hoy sábado hasta mañana al medio día.

martes, 14 de junio de 2011

"Vista de la Huacachina"

"Huarango"

Debajo de un árbol lleno de esperanza.
Tenía los brazos dislocados en todas partes
y era casi como un hombre tremendo,
olía como si fuera mi abuelo, no caminaba;
estaba frente al mar.
Se agarraba a la esperanza de un solo color:
Ica de frente la esperanza;
el rosado de tu cuerpo eterno en las arenas
tiene el tiempo que nosotros los iqueños
hemos regresado para darte en parte
la voluntad de nuestro cariño y eso es todo.
Ahora tengo tiempo para mirarte bruja mía,
pájaro indígena.
Con esos dos colores yo te siento; uno de los tuyos
Es tal vez un rojo, el otro que acaba de morir
En un niño mío...
Si en las arenas te encuentro Huarango
dadme esperanzas,
Tal vez tu no te acuerdes de mi, yo comía tus semillas
cuando era un niño tu fuiste bueno conmigo,
y no me olvido.
Y al salir, mi madre me esperaba con
una flor del cementerio,
Entonces, descubrí, que yo vivía, que tenia tiempo;
la muerte ya era mía.
Árbol extraño, no te miento.
¡Déjame arriba!

Sérvulo Gutierrez

jueves, 9 de junio de 2011

Algo parecido al amor

Tengo algo parecido al amor,
Algo similar a la muerte.
Una agonía de susurros y promesas
que se disiparan con el tiempo;
Tan parecido a lo que se supone que es aquel fervor.

Tengo una llaga en el corazón,
que se incrusta con cada latido y emoción
y que no reacciona más a aquella piel
de gélidas manos que acurruqué entre miradas.

Si, debe ser amor pues no lo dejo ir
y me destruye y tumba hasta la agonía,
un sendero vacío recorre mi sien,
doloroso a martillazos de conciencia se construye.

Suspiro de temor, debe ser mi amor.
Se derriten mis penas y encuentran su camino
entre el lecho en el cual consumamos lo nuestro,
ese, nuestro artificial y falso amor.

(Escribí lo que se me vino en mente tal cual , sin corregir, sin revisar, cual mierda expelida de mi pútrido cerebro. ¿Para qué?)

miércoles, 1 de junio de 2011

Mendigando felicidad

"El mendigo"

Han pasado muchas cosas desde la ultima vez que escribí, cosas que preferiría yo no hubiesen ocurrido nunca. Estoy sumido en una de las más profundas depresiones que posiblemente jamás me sumí en toda mi vida, ya no es una depresión pasional, no sufro por el amor de alguien, o no sufro cómo lo sufrí antes, no sufro por los juicios de los demás, y sufro menos con respecto a mi enfermedad. Sufro por un futuro el cual no logró divisar, sufro porque ese futuro no existe, porque a cada día que pasa veo cómo mi existencia es cada vez más en vano, ya pocas ganas tengo de hacer nada, sólo quiero dormir, sumirme en sueños disfrazando la realidad en distorsionadas vivencias que logró en mis oníricos mundos internos y vuelvo al infierno al despertar. Mi estancia en Ica se vuelve cada vez más pesada, la soledad me consume poco a poco, he dejado de existir prácticamente por completo, no existo para nadie, ni siquiera existo para mí. Mis ilusiones, mis sueños, toda mi vida se va al olvido, la misma esencia de mi ser se pierde poco a poco. Quiero llorar, quiero verme a mi mismo en desgracia cómo si mi propia visión fuera alguna ajena que mira mi cuerpo desgraciado con algo de piedad.

La soledad, la soledad...consume mi vida, hasta el punto de casi extinguirme.

Las cosas no me iban tan mal hace algún tiempo, empecé a tener nuevas ilusiones, empecé a creer de nuevo en la vida, a ver todo con diferentes ojos, a divisar nuevos horizontes. La partida de Xóchitl me afectó profundamente en el corazón, en el alma. Fue el dolor más intenso que pude haber sentido en toda mi vida, nunca amé tanto a una persona, y nunca volveré a amar a otra persona con la misma intensidad, ni siquiera a ella misma. Ella fue realmente mi primer amor, así, con todas sus letras. Hace un tiempo Karin me lo dijo y estuve de acuerdo con ella, nunca se vuelve a amar tanto cómo a esa primera persona que significó tanto en tu vida. Al perderla pensé que había perdido definitivamente todo. Iba sin ganas a estudiar a la Sérvulo, ilusionándome y diciéndome a mi mismo que esta etapa sería un escalón más para poder viajar a México y consumar mi ilusión. Pensaba en que nunca jamás nadie se volvería a fijar en mí, mi autoestima estaba por los suelos; la enfermedad se agravó intensamente hasta el punto de sufrir otra crisis. Así estuve durante no sé cuanto tiempo, perdí la noción con el sufrimiento. Hasta que al final lo acepté, así cómo se acepta la pérdida de un ser querido al morir; en algún lugar leí que el dolor de la pérdida de un amor es equivalente al del perder a alguien que ha muerto.

Mi ilusión renació en Naysha, una chica de la cual hablé anteriormente y a la cuál no le di mayor importancia. No sé si me forcé a enamorarme de ella, no es la típica persona en la cuál me fijaría yo. A pesar de que acepto que desde la primera vez que la vi me impresionó. No es una chica extremadamente bella, por lo que aquel no fue el motivo del deslumbramiento que me causó. Su actitud emprendedora, sus ánimos, y la manera en cómo ve la vida, la alegría que ella rebosa fue el detonante de todos los sentimientos que empecé a sentir para con ella. Pasaron muchas cosas con ella, cosas que a pesar de todo, fueron cosas indirectas, nunca le insinué tanto, o nunca le demostré lo que sentía por ella del todo, y posiblemente nunca lo haga. No recuerdo desde que momento empezaron nuestro roces, literalmente. Recuerdo la primera vez que le toque el rostro de la nada, con la excusa de que mi mano estaba muy fría, no le dije absolutamente nada, fueron unos toquecillos en su brazo, y luego una caricia en su rostro lo que comenzó nuestra complicidad. Recuerdo esa nerviosa sonrisa con la cual me correspondió y no con el rechazo que yo me imaginé. Nuestros primeros momentos cómplices se dieron un día en casa de Mónica, al cual fuimos para ensayar una danza que finalmente terminé por aceptar en participar. Naysha y yo tomamos unos tres copas de pisco puro que nos animo mucho y nos puso bastante pilas. Hablamos de muchas cosas, recuerdo que conversamos sobre unos libros que tenía Mónica en casa, varias obras literarias, en especial el de Julio Verne, "Viaje al centro de la tierra", me contó que ella había leído de otras fuentes sobre teorías similares de civilizaciones intraterrestres. Los temas en común iban favoreciendo la conversa. Me gustaba que cada que soltaba una carcajada se recostaba sobre mí y reía incontrolablemente, por momentos nuestras manos rozaban a propósito, cuando ella me daba los cinco, costumbre que tiene bien arraigada. Hubieron momentos en los cuales nuestras manos rozaban y yo ya no la soltaba, me gustaba que no opusiera resistencia, que nuestros dedos se acariciasen, cómo ajenos a nosotros, cómo si aquel gesto fuera el único indicio de complicidad y que la conversación que sosteníamos sólo fuera una excusa inocente de lo que realmente queríamos hacer. Todo en su rostro me parecía bello, sus ojos con pupilas dilatadas y grandes me encantaban, sus labios pobremente brillantes tenían una magia especial y el mechón de su cabello el cual le llegaba hasta la nariz, la cual acariciaba era posiblemente lo mejor de aquella visión.

Creo que fue en nuestro viaje a Pisco en el cual nuestra complicidad llegó a su punto más alto. Fue de lo mejor que pasé aquí en Ica. Nos encontramos una mañana en Pisco ella y yo, previo acuerdo con otros chicos (Mónica y Dam), para ir a pasear a las islas Paracas, luego de encontrarnos con los otros dos fuimos a una agencia de tours a comprar nuestros boletos. El viaje fue entrañable. Viajamos junto a turistas suecos, estadounidenses, mexicanos y colombianos por varios lugares típicos del recorrido turístico de la region paracas. Fuimos a ver fósiles de cuarenta millones de años de antigüedad, fuimos a ver la catedral que se derrumbo por acción del terremoto, fuimos a una playa de arenas rojas...pero nada de ello recuerdo tanto cómo el viaje en bus que pasé al costado de Naysha. Tenerla a mi costado, riéndose conmigo, siguiendo las caricias, me hacía sentir cómo un pre adolescente ilusionado. Sentía esas mariposas revoloteando en el estómago cuando ella apoyaba su cabeza en mi hombro. Era tan genial, poder sentir que por un momento esa chica alborotada y con una fuerte personalidad, dejaba caer lentamente su ser en alguien cómo yo. Me sentía en un extasis sensorial, no me importaba los lugares, ni el tour ya, sólo ella, ella era el motivo de mi viaje, ella era el objetivo de todo. Y aunque no logré nada aquel día, a diferencia de Dam que besó a Mónica al final del viaje, y se hicieron novios, la ilusión de ella, una chica tan distinta a mí, pero a que ala vez me lograba encantar tanto, reducía en mucho mis pasadas penas. Ya hasta me daba igual, no podía pensar en cosa que no fuere ella. En ese momento olvidé por completo el dolor que sentía por Xóchitl, ya no era en ella en quién pensaba en todo momento, en lo que hará, en que si estaría conversando con Suzette, en por qué no me habría agregado a mí cómo su exnovio, a diferencia de Julio Atzin o la misma Suzette, o por qué me habría eliminado nuevamente, realmente me era por completo indiferente, ya no eran los pensamientos sobre ella, ahora en todo momento era Naysha.

Cuando volvía en el bus camino a Lima, era en ella en quien pensaba y con quién me ilusionaba. Me sentía feliz. Incluso sabiendo que ella era de una ideología más conservadora, es bastante religiosa, y aunque respeta, no está de acuerdo con actitudes demasiado liberales. Tuvimos una última salida a Pisco, Naysha y yo, junto con Karin y un chico llamado Miguel. Salida en que terminó todo mal, pues me dio una crisis de psicosis en casa de Karin, todos se asustaron, me contaron que me vieron actuar extraño, que me ponía muy nervioso, y que no sabían si podría regresar a casa cuando me embarcaron en el bus. No recuerdo nada eso, cómo siempre que me dan mis crisis. En esa salida también me fue bien con Naysha al inicio, se repitieron las caricias y abrazos en el bus, pero en parte los celos que sentí por Miguel cuando veía que Naysha le daba preferencia a él, me empezó a poner nervioso y desencadenó mi crisis, y cagó todo el viaje, y lo cagué mejor dicho.

El fin de semana pasado fue cuando mi vida dio un vuelco nuevamente. Naysha y yo nos emborrachamos con un pisco que trajo Mónica, nuevamente. Naysha tomó, supuestamente para darse valor en la actuación que saldría a dar aquel día, un sketch que haría con Flor de María, con una canción de fondo, algo cómico. Pero Naysha y yo nos pasamos de copas y no nos controlamos, ella empezó a mandar a la mierda a todo el mundo, se puso agresiva, muy agresiva. En un momento también me mandó a la mierda a mi, me recriminó el hecho de estarle tocando, cuando estábamos sentados en las gradas de una escalera, porque no podíamos caminar por el mareo, y en un momento se encerró en un salón, con Flor y cuando quise entrar me botó de la peor manera con gritoneos y alaridos. Tampoco recuerdo demasiado, me puse muy sensible, Flor de María se preocupó por mí, y estuvo hablándome largo rato, diciéndome que no me preocupara, que Naysha simplemente actuaba así por el alcohol, me dijo que me acompañaría a casa, y no me dejaría irme solo y mareado. Se armó todo un show, los chicos empezaron a consolarme cuando estuve fuera de la Sérvulo, me sentía cagadazo, estaba que quería llorar. Mónica lloró al verme así, sintiéndose sulpable, supongo. Ruth, igualmente. Sentían cierto...tipo de compasión, ahora que me pongo a pensar, me sentía muy incómodo a pesar de las buenas intenciones que mostraban...quería salir de allí. Y así lo hice después de no mucho, tuve que subir forzadamente a cantarle cumpleaños a un compañero de clases, y verle la cara a Naysha, en aquel momento no quería saber nada de ella. Luego me fui con Flor de María a mi casa.

No hablamos mucho en el trayecto...fuimos caminando todo el rato. Hablamos sobre lo que había ocurrido, por momentos le comentaba que estaba muy mareado y quería parar. En cierto momento nos sentamos en un parque y nos pusimos a jugar con el pasto, ella me tiraba y yo también le tiraba en la boca, haciendo la pantomima de darle de comer o algo por el estilo. De pornto ella agarró una hojita y me la empezó a pasar suavemente por el brazo, inventamos un jueguito, en el cual yo debía de atrapar la hojita, y siempre que lo intentaba ella sacaba rápidamente el brazo y no lo conseguía. Con el susodicho juego estuvimos sentados largo rato bajo un árbol. Me relajó mucho el hecho de estar allí, en tanto silencio, alejado de toda la mierda que había pasado en la Sérvulo.

Después de estar un buen rato en el parque, nos fuimos camino a mi casa. Llegamos exhaustos, con un calor abochornante. Ella me acompañó hasta el segundo piso. Aproveché para enseñarle algunas de mis obras que había traído de Lima, ella me decía que les gustaba mucho y que estaban interesantes. Aunque no vi demasiado entusiasmo en ella al verlas. También le mostré algunos trabajos en la computadora. Por todo el trajín del día, no aguanté y me recosté en la cama, mientras ella ojeaba mis trabajos, conversamos un toque más de nada, hasta que casi sin intención maliciosa la invité a recostarse: -Oye, ¿Estás cansada? Ven...recuéstate- Le dije.

Se acostó justo a mi lado e instantáneamente me abrazó, yo hice lo mismo. Me sentía muy extraño...me gustaba sentir el calor del cuerpo de alguien tan cerca de mí, me gustaba el hecho de no estar sólo, y solamente esto. De hecho ni siquiera se si me gustaba aquello en ese momento, o sólo me gusta el simple hecho de recordarlo ahora. Sus mejillas encendidas en mi pecho me acaloraban aún más, sus ojitos cerraditos eran cómo las de una muñequita, apodo que yo le puse desde que estuvimos en el salón de clases, por ser tan pequeñita. No me quise mover durante largo rato, estaba extasiado por la sensación, por la sorpresa. Le dije que se levantara para que pudiéramos recostarnos bien y ella accedió. En cierto momento me encontré encima de ella, y me dijo que tenía mucho calor y me preguntó que qué hacía yo cuando tenía mucho calor. No supe que responderle y le devolví la pregunta.

-¿Qué haces tu cuando tienes mucho calor?- le dije.
-No sé, pero ahora tengo ganas de quitarme toda la ropa- Me respondió.

Quítate todo pues- le dije en tono de broma. Y ella burlonamente me dijo que me quitara el polo. Yo no accedí, pidiéndole a ella que se lo quitara. Al ver su negativa, pensé en que no tenía nada que perder y lo hice. No mucho después ella también hizo lo mismo y se quedó en brasier. Aún no sucedía nada, aún no éramos nada, sólo era un jugueteo coqueto entre ambos, sólo dos actitudes pícaras tomadas por ambos. Hasta que yo le bajé los tirantes del brasier, y ella me correspondió quitándoselos por completo, en ese momento sentí que había traspasado un límite entre ambos, el que me haya expuesto algo tan íntimo era signo de que había algo más que simple picardía entre dos amigos, lo arriesgué todo y la besé. Lo hicimos intensamente. Estuvimos dándonos piquitos y besos prolongados largo rato. Despojarle de sus pantalones fue menos complicado, me comporté cómo animal antes de ello y le manoseé el trasero sin negativa alguna de su parte. Me sentía poderoso, sentía que Naysha se podía ir a la mierda con sus actitudes, que yo tenía con quién revolcarme ya. No la necesitaba.

Anduvimos desnudos besándonos también largo rato. De hecho es lo que mayormente hemos hecho en cada una de nuestras sesiones de sexo desde el viernes. Ella era virgen y penetrarla fue más que costoso. No por la dificultad de "entrar", si no por la negativa de ella ante el dolor. Lo logramos después de largo rato aún y paciencia mía. Lo hicimos sin protección alguna, pero logré terminar fuera de ella, sobre su vientre, afortunadamente. Fue en ese instante, y en esa cúspide de la relación sexual que me di cuenta que ni siquiera con el orgasmo que había obtenido sentía placer alguno. No sentía nada al besarla, no sentía nada al penetrarla, ni sentía nada cuando me decía cosas cariñosas. Es más, me consternaba el hecho de que me dijera que yo era lindo, que me quería, que no quería perderme, cada una de esas frases eran cómo puñales para mí. Y no sentí nada... En ningún momento sentí nada. Esa es palabra que mejor describe el vacío que sentía por ella. Todas las ilusiones que había tenido hasta entonces eran para con Naysha. Y a pesar que siempre me mostraba cariñoso con Flor, que le regalaba cositas, detallitos, le abrazaba, siempre la veía cómo una amiguita pequeña, cómo la muñequita que siempre le molestaba. Sentí una culpa tremenda, lo sentía mientras estaba con ella y lo sentí durante todo el fin de semana. Yo le pregunté si quería olvidar todo lo que había sucedido, y ella me dijo que no. Quería ser mi novia, y quería que fueramos abiertos con los otros chicos al respecto. Sentí culpa y pena cuando ella se fue, al despedirme de ella quise besarla en la mejilla, pero ella puso sus labios. No la olvidé durante todo el fin de semana...pero no eran recuerdos cómo los de Naysha, eran recuerdos de desilusión, melancolía y una culpabilidad extrema.

El Lunes que nos vimos nos sentimos extraños, pero no tardamos de retomar la confianza del viernes pasado. Cuando nos escapamos de la escuela, Naysha, Frank, Jason, Flor y yo, fuimos a la Huacachina, y allí no aguantamos el hecho de no hacer nada y nos besamos en frente de los chicos. Incluso Naysha nos vió. No entiendo por qué lo hice, ni entiendo porque lo he seguido haciendo. Volvimos a hacer el amor aquel día, igualmente que ayer. Cuando estoy en sus brazos y estamos recostados no siento que estoy con una mujer que me va a dar placer sexual, sólo siento el regocijo de un ser que me hace compañía y que no quiere estar sólo tanto cómo yo. No me siento sólo, no me siento sólo...pero a la vez me siento tan deprimido. No hará mucho para que el salón por completo se entere. A mi no me gusta nada Flor, y no veo un futuro en la relación que tenemos. No somos nada compatibles, y aparte del sexo no tenemos nada en común. Lo de Naysha se cagó por completo, ella me pidió disculpas el domingo, incluso me dijo para volver a salir ambos, pues el viernes que nos pusimos ebrios habíamos quedado en ir al cine pero no pudimos por lo mismo. Pero Flor está conmigo, no quiero desilusionarla, no quiero hacerla sentir mal. Y me sigo sintiendo cómo una basura al pensar en esto. Desde que sucedió lo del viernes estoy sumido en una depresión profunda, quisiera que terminemos ambos. Quisiera que volviera a ser mi pequeña amiguita, pero al mismo tiempo no quiero estar solo. A veces siento que la quiero más, sólo un poco, sólo por el hecho que me estoy obligando a hacerlo. El amor no se puede obligar, estoy en una situación bien extraña... me recuerda en cierto modo a Xóchitl, y empiezo a entenderla. Recuerdo lo mucho que amaba ella a Suzette y lo poco que podía yo lograr para hacerle sentir lo mismo que ella sentía por ella. Y aún así no me dejaba, y no me dejó por un buen tiempo, tal vez por la misma encrucijada y culpabilidad de haber hecho enamorar a alguien y no querer hacerle sufrir, tal vez e incluso sí empezó a sentir algo por mí porque ella misma se obligó a hacerlo, pero no porque le naciera.

Yo ya no quiero a nadie más, ni siquiera a Naysha. Quisiera estar sólo, no quiero hacer sufrir a Flor. No sé cómo decírselo. Jamás me había sentido así y no encuentro maneras, a pesar de que sé que todo el mundo me dirá que le diga la verdad, que la haré sufrir más con engaños...no puedo hacerlo. Yo no quiero a Flor de María, y aún así se me llenan los ojos de lágrimas cuando pienso en que debo decírselo. Espero no se haya enamorado de mí realmente y también haya confundido las cosas. No quiero que en el salón nadie más me mencione más el tema de Flor, pues ya me tienen harto...

Flor planea para futuro conmigo, me dice que cómo haremos cuando yo esté en Lima, que me va a extrañar mucho y sobre todo que tiene miedo de perderme...eso último es lo que me caga y siempre me lo dice cada que hemos hecho el amor. No sé qué contestarle.

...Quisiera volver a Lima...quisiera olvidar la Sérvulo...

Estar tan sólo y con mi enfermedad a cuestas me va a matar aquí.

jueves, 12 de mayo de 2011

Los ojos de la desesperación

Cuando ya no hay nada que hacer...o mejor dicho...
Cuando sabes que...ya no importa lo que intentes hacer o cuán desesperado estés.
No habrá solución alguna...

Tranquilo, Juan Manuel...el dolor no puede durar toda la vida.

domingo, 8 de mayo de 2011

En la tierra del huarango

Ya no he vuelto a escribir desde que inicié las clases en la Sérvulo, talvez porque no había tenido nada interesante qué escribir, ya que en verdad nada resaltante me sucedió hasta más o menos una semana. Las clases son bastante interesantes aunque debo admitir que no hemos avanzado demasiado en estas semanas, hay algunos profesores buenos cómo los hay insoportablemente odiosos. Los alumnos de mi clase son de lo más variados, aunque creo yo menos dementes que en la escuela de Bellas Artes de Lima, somos un grupo tranquilo dentro de todo. En el salón de clases todos ya me conocen y con todos he hablado aunque sea alguna vez, aunque no me identifico demasiado con ninguno de ellos. Tampoco entré a la escuela con el afán de conseguir amigos por doquier y ser el popular. Todo bien tranquilo. Ya tengo mis cursos predilectos cómo lo son el de Dibujo y el de pintura, cómo los cursos que más odio cómo Diseño artístico y matemáticas.

La escuela de Bellas Artes de Ica es bastante pequeña, y no hay demasiado alumnado que digamos, en el salón apenas y llegamos a ser catorce chicos. Mis días empiezan a las seis y media de la mañana para entrar a las ocho, aunque ninguno de los profesores de la primera hora es puntual. Me he dado cuenta cómo alguna vez me comentó Cora, que en la escuela le dan prioridad a los que son alumnos de Educación Artística y no a los de Artistas profesionales. Desde mi estancia en Ica he hecho ocasionales viajes a Lima para comprar algunos materiales que me han pedido los profesores.

En el salón...me siento estable, por llamar de alguna manera mi comportamiento dentro. No hablo demasiado, pero todos me conocen y todos me tratan amablemente, excepto nuestra delegada, Naysha que es algo apática, burlona, juiciosa, molestosa, e infantil, y que trata a todos cómo mierda, aunque sin embargo siempre destaca al momento de tener que pedir algo a los profesores, y le queda bien su papel de líder de nuestro salón por su marcada elocuencia. Es una tipa que me cae recontra mal, y a pesar de todo me gusta en cierto modo , que es lo más extraño e irónico, es cómo un corcel indomable, cómo un "reto" bastante difícil de superar. Hace poco uno de los chicos más callados de salón, uno que no dice ni "a", y a penas a cruzado palabra conmigo (Excepto por internet), Frank, se llama él, un chico greñudillo con los cabellos super lacios, él me confesó sus sentimientos para con nuestra delegada, y me expresó su tristeza al notar que ella ni en cuenta de que él existe. Tuve ciertos sentimientos encontrados, pues me gustó la nobleza del chico, parece bastante tranquilo y hasta prometió llevarme a su chacra un día para que yo pueda pintar, me cae bastante bien.

Naysha es una chica pequeña, delgada, de piel trigueña, con cara redondilla, de cabellos lacios sujetados con una cola de caballo y con mechas castañas, siempre vista ligera, con blusitas delgadas, jeans y sandalias. Ella me gusta, pero me llega al pincho y me cae super mal, contradictorio lo sé, aunque desde que sé lo de Frank me empezó a gustar menos, por alguna razón que no entiendo, o por alguna otra que nada tiene que ver con los sentimientos de Frank. Y a pesar de todo lo malo de ella, debo admitir que la sensación de mirarla a los ojos cuando ríe, con una de sus acostumbradas super escandalosas risas y ver que ella te corresponde la mirada, y sigue riendo contigo, es de lo más agradable e indescriptible que uno puede sentir, cómo si por un segundo en tu miserable vida esa pequeña demonio compartiera un momento de efímera intimidad y decidiera dedicarte la risa solamente a ti. Y ya consumado el momento, no te queda de otra que sonreir y contestarle de la misma manera, para luego sentirte de lo más estúpido por creer que necesariamente te correspondió la sonrisa y dejo de lado su diablura, pero no, sigue siendo la misma Naysha, sigue siendo la misma diablilla.

Un día, después de clases Naysha, Mónica (la mejor amiga de ella), Flor de María (una chica que conocí el mismo día), y los chicos del salón, fuimos al instituto nacional de la cultura a la vuelta de la escuela a ver la celebración del concurso de dibujo con tinta de Huarango. Habían muchos alumnos distribuidos en carpetas que estaban concursando, habían algunos dibujos muy buenos en ciertas mesas, los cuales vi mientras paseaba con Flor de María por el lugar. Aquel día Flor de María y yo andamos bien pegados, cómo extasiados por nuestro primer encuentro luego de evadidas oportunidades de intercambiar palabra. Estaba contenta de conocerla ya que no había tenido oportunidad de hablarle. La conocí cuando la profesora de Comunicación dejó un trabajo en grupos de a tres en clase que consistía en apuntar aspectos de la vida de cada integrante en un papel. Allí también conocí a Ruth, una chica de unos treinta y seis años, madre ya de un par de hijos, pero con la que no encontré demasiada afinidad.

En el lugar también regalaban plantas pequeñas de sauces, huarangos y otro tipo de árbol grande que no recuerdo, Naysha y Mónica pidieron un par. Luego de ver el lugar entramos al museo del mismo lugar, vimos algunas huacas de la antigua cultura Nazca, algunos cántaros, instrumentos de hilvanar, instrumentos musicales y cráneos perforados y otros muy extraños, alargados. Según Naysha me explicó, se les alargaba los cráneos a algunos miembros de la realeza para demostrar poderío. También vimos ciertos instrumentos de cirugía que más parecían instrumentos de tortura. Yo conversaba muy bien con los chicos, me sentía cómodo, especialmente con Flor de María. Mientras paseábamos le comenté sobre mi estadía en Ica, mi dificultad de adaptarme por completo, por lo que ella se ofreció a pasearme y enseñarme los distintos lugares. Ella era oriunda de Ica, al igual que Mónica. Estuvimos un buen rato, hasta que Naysha propuso la idea de irnos a la Huacachina, pero sólo cuatro aceptamos la idea, Ella, Mónica, Flor de María y yo. Los demás chicos se despidieron de nosotros, con regaños de Naysha que les decía "monces" por no acompañarnos.

Tomamos un taxi que nos cobró unos cuatro soles hasta la Laguna, al llegar vi varios turistas por la zona, realmente parecía un oasis, no sólo del desierto inmenso donde estaba situado, sino un oasis de la misma metrópoli iqueña, tan llena de mototaxis, autos y contaminación. Parecía un lugar de otro mundo, hasta los colores se veían diferentes allí, se apreciaban más intensos, con más vida, y el verde de la laguna, casi mágico. Caminamos un toque por aquí y acullá, curioseando algunos grabados en las paredes con poemas de Sérvulo, viendo las galería que por ahí había, creo que habían hasta cabinas de internet. Había una galería extraña, con todas las paredes pintadas con lapiceros, lápices, y dibujos hechos por visitantes, que obviamente formaban parte del estilo de la tienda, me causó gracia cuando las chicas dijeron -Asu, se pasan para rayar las paredes así.-

Conocimos a una pareja de artesanos con aspecto hippie, aunque el señor era bastante antipático. Les dijo a las chicas que estaban preguntando:
-Ya, chicas, compren una pulsera pues, carajo-
Naysha, contestó -Noo, no hay plata pues. Más barato-
Y el tipo insistiendo -Entonces díganle al pata pues, sino para qué lo han traído-

Todos reímos al escucharlo.
Después de pasear un toque, bajamos una de las escaleras, y caminamos cerca a la orilla de la laguna. Hay una leyenda sobre la laguna, que dice que hay una sirena que con sus cánticos atrae a las personas del lugar hasta el centro de la laguna, en dónde encuentran una muerte horrible, hundiéndose en las arenas movedizas ahogados. Curiosamente a mi me pareció divisar al otro lado de la laguna a una mujer con el pecho descubierto y con un vestido color azul que le llegaba hasta los pies y de cabellos bien largos y lacios. Me pareció hermosísima en el instante, y me quede observándola un rato, cómo hechizado, me quedé parado no se cuanto tiempo en la orilla, sin que mis amigas se dieran cuenta, apenas miré a otro lado al intentar volverla a ver de nuevo intentando buscarla en el mismo lugar con la mirada no logré encontrarla.
Me pareció muy extraño y hasta el momento no puedo explicar lo que realmente sucedió en ese momento.

Estuvimos sentados en unos botes esperando a que el señor que los alquila viniera, cómo nadie venía Naysha se subio a uno de ellos y nos invitó a subir a los demás, e hizo la pantomima de estar zarpando con el bote. Instantáneamente el chico del bote vino del otro lado de la orilla. Le pagamos y paseamos cómo unos veinte minutos, Naysha y Mónica se terminaron mojando entre las dos arrojándose agua para joderse, Flor de María y yo estábamos sentados en el otro extremo del bote. El señor remaba mientras desmentía la historia de la sirena, diciendo que no hay ninguna sirena y que son los turistas aventados los que mueren cada año intentando cruzar la laguna de orilla a orilla. Luego de unas cuantas vueltas, viendo patitos, turistas y árboles, bajamos del bote, agradecidos y caminamos hacia la salida. En el transurso de la caminata encontramos a un artesano, igualmente con estética hippie, greñugo con una cola de caballo que le llegaba hasta la cintura, de unos treinta y cinco años, que se iba a quedar en Ica un par de días más hasta irse a Ayacucho según nos contó. Nos habló bastante de su oficio, viajaban bastante, se recorrian otros países incluso, y me empecé a imaginar cómo sería una vida así. Me ilusioné con una vida de viajes, artesanía, gente y diversos lugares. Por un momento se me prendió la chispita aventurera empecé a alucinar cómo sería si me escapara de mi casa, con cierto presupuesto me comprara unas webaditas y me pusiera a vender pulseras, collares, huayruros, y vivir de eso.

Luego de volver a la realidad seguí escuchando al chico, riendo con las muchachas, y entre bromas pidiendo que le compraran una de sus pulseritas. Había una bien curiosa, que adoptaba varias formas según moviéramos las piezas que la componían, nos enseñó cómo tomaba la forma de una copa, una mariposa, un ovni, el sistema solar y demás figuras extravagantes. Se mostró de acuerdo con la iniciativa de fomentar la planta de árboles que hizo el INC, regalando árboles, pues nos contaba que con la tradición de la yunza se estaban matando muchos de ellos. También nos contaba de colegas suyos, algunos que se van a Lima y estan en Barranco, frente al mar (cosa que recuerdo en mis paseos con Andres y María Paula), y otros que se habían ido incluso hasta Argentina. Luego de conversar un buen rato con él y que las chicas no compraran ni mierda, nos fuimos del lugar. Regresamos en un taxi que nos llevo hasta la escuela. De ahí Flor de María y yo decidimos comer en un mercado cerca y nos despedimos de las dos chicas. Comimos en un lugar dónde sirvieron una comida de sabor horrible, aunque sirvió para llenarnos la panza, ella me acompañó hasta mi casa donde nos despedimos y se quito a su jato que queda cruzando la panamericana.

Aquellas cosas fueron las que fueron cultivando más la confianza que les tenía a las chicas, no tenía nada de roche al hablarles, aunque todavía no conocía a Carmen Rosa en ese entonces, siempre regresaba a casa de buen ánimo y alegre. Las cosas entre la gente del salón se dieron rápidamente, todos se conocen, todos se hablan y todos se tienen confianza.
Un Lunes hace unas dos semanas conocí a Karin, en verdad la conocí algún tiempo atrás, en el mismo examen de admisión, dónde conocí a ella y a Naysha, y la recordé, y noté su ausencia los primeros días de clase. Es una chica blanca, pecosa, de cabellos castaños largos y lacios, que siempre viste "fashion", usa uñas postizas, ahora tiene pestañas también postizas, lentes de contacto de color, es un poco más baja que yo, y bastante contraria a mí en muchos aspectos.

Desde el primer día en que vino a clases, se me empezó a acercar bastante y a buscar contacto conmigo, cuando veía mis dibujos me decía que era de los mejores, y que superaba por mucho a los demás alumnos. Al principio se me figuraba cómo una persona interesada. Me buscaba la conversa muchas veces, hasta que un día me dijo que tenía un trabajo que hacer en el cual debíamos de hacer un mural para un amigo suyo, y que nos repartiríamos el dinero en partes igual si aceptaba. Yo acepté y nos dijimos que bacán, que nada más acordaríamos el día en que iríamos a la casa del pata en Pisco.

Desde entonces empecé a hablar a menudo con ella, ya sea porque ella me buscaba o porque yo me aburría de los demás, y buscaba hacerle la conversa a ella. Ella no habla mucho con las de más personas, en cierto modo las ve vacías y no le nace el entusiasmo de sociabilizar, ella misma me dijo que se daba cuenta que no caía bien a las personas del salón, especialmente a Mónica. Un día en el cual me estaba retirando de la escuela, y llevaba uno de los caballetes a un salón al cual lo había pedido prestado, casualmente me encontré con ella y con Alexis, charlamos fugazmente, y en esa pequeña charla me comentó su deseo de venir a mi casa para que ambos terminemos el dibujo que la profesora Aurora nos había dejado, a ver si podía orientarla y ayudarla, yo accedí, pensaba que sería bueno llegar a intimar al menos con alguna persona del salón, ya que en casa realmente me sentía aburrido y solo.

Pasaron un par de días y la susodicha visita se consumó, fuimos luego de un ensayo que hubo en casa de Mónica, iban a sacar un número para el día de la madre, para ser exactos un baile típico. Naysha se había ensimismado en que yo sea el bailarín que hacía falta, me agarraba del brazo y me saco frente incluso, casi queriendome obligar a bailar. Eso me daba cólera por supuesto pues nadie en realidad quería salir, y a nadie obligaban tanto. No acepté, y simplemente me limité a observar el baile que lideraba Naysha, junto a Mónica, Flor de María y Carmen Rosa. Estuvimos un toque más, Karin y yo, a veces reíamos burlonamente cuando alguien se equivocaba, fuimos la única audiencia de los danzantes. En realidad las chicas, bueno, Naysha había logrado su cometido de lograr que haya un hombre en la danza, había conseguido convencer a un chico de otro año a participar, pero aún así intentaba obligarme a mí y a otro chico que había asistido a observar, llamado Cliver.

Karin y yo nos despedimos y fuimos a comer a un mercado que quedaba cerca, el lugar no era en absoluto de mi agrado, pero al no tener otra opción y no haber algún otro restaurante cerca, comimos allí. Luego tomamos una mototaxi, de las cuales abundan en cantidad en Ica, y fuimos a mi casa. No hicimos ningún dibujo, en realidad, de hecho no hicimos nada que tenga que ver con la escuela o tareas, sólo nos la pasamos charlando, sentados en la cama y recostados sobre la pared, de nuestras vidas. Ella me contó que era de Lima al igual que yo, pero que vivía ahora en Pisco por el trabajo de su novio. Ella vivía con su novio en la misma casa, y de hecho, él, practicamente era el que le daba todas las facilidades a ella, cosa por la cual Karin no quería separarse de él. Yo entre bromas le decía -Ojalá pudiera tener un novio así- mientras se cagaba de risa. Noté que era medianamente culta; había leído a varios autores afines a mí, aunque igualmente la notaba muy distante y diferente a mí en muchas cosas. Karin era más...juiciosa, o al menos esa era la impresión que me daba, cómo que se preocupa en exceso por el exterior, o al menos por su exterior.

Pidiéndome acercarme hacia su cuello me hacía oler la fragancia de su perfume favorito; era uno de lo más corriente y barato, se notaba, o mejor dicho, olía, a leguas, pero por alguna razón te volvía sonso y hacía que la desearas al primer instante, mejor dicho, olida.
Aquel día ella iba vestida completamente de negro, con una falda que le cubría hasta los pies, cuando la miraba me daba la impresión de que era una mujer muy exótica, cómo de aquellas que encuentras en el lejano oriente...o mejor aún, una gitana, sí, una gitana y se lo comenté a ella, mostrándose de acuerdo conmigo. Llevaba un collar, baratísimo igualmente, de perlitas anaranjadas, curiosamente es lo que más recuerdo de aquel día con ella.

Mientras me preguntaba cosas de mi vida, cómo si tenía enamorada, por qué me vine a Ica, si también me gustaba leer, o si salía a menudo con alguien por Ica, trataba de indagar sobre cuan lejos iba mi pensamiento, a mi parecer, o cuan abierto podría a llegar ser mi pensamiento. No tardamos en agarrar confianza, realmente, ya después me empezó a decir que se drogaba usualmente, con cocaína o con cerveza en exceso, aquella confesión fue cómo el punto de quiebre de la incertidumbre que teníamos uno con el otro, ya no había nada más que ocultar, podríamos decirnos y contarnos lo que sea. Me contó que tenía un contacto en Pisco, el cual le traía de Lima toda la merca, drogas de todo tipo: marihuana, coca, pasta, etc. Igualmente le comenté de mis experiencias con la hierba y mi única jalada de coca. Nos reíamos al recordar lo que se siente fumar hierba, cómo escuchabamos el sonido de hasta la mosca que pasaba, cómo al escuchar la música podíamos sentir sabores o "sentir" colores, cómo nos poníamos de agresivos cuando jalamos coca, y cómo ella incluso llego a abofetear a un amigo suyo por nada luego de inhalar la mierda esa. Todo era risas, ya casi parecía que nos conocíamos de años. Estuvimos así buen tiempo, un par de horas quizá, hasta que ella me invitó a tomar un vino por algún bar de Ica.

En realidad ninguno de ambos conocía ni un puto bar en toda la ciudad, así que paramos una moto y le dijimos al conductor que nos llevara al bar más cercano que pudiera conocer. Nos llevó a un bar supuestamente conocido, pero estaba cerrado, de hecho, según él, era natural que estuviese cerrado, pues aún era temprano. Así estuvimos dando vueltas, de aquí para allá, luego nos llevó a una tienda en la cual vendían cerveza, pero Karin se negó a ir allí, entonces nos alejamos más, hasta casi saliendo de la zona de la ciudad, empecé a notar que habían menos casas, y los lugares se tornaban más campestres. Llegamos hasta un bar, que después supe yo que se llamaba "El chupodromito", la música dentro de ella era ensordecedora, noté que habían algunos turistas fuera de este, en una mesita blanca, tomando. Apenas y podía escuchar lo que decía ella, por lo que cada que uno quería decirle algo al otro tenía que decírselo a la oreja.
Había otra zona en el bar, completamente diferente, en el cual había un culo de gente bailando, tomando, el ambiente hasta tenía luces de colores, y la música se escuchaba aún más mounstrosa.

No entramos allí, no tenía caso, yo no tenía intensiones de bailar porque me llegaba al pincho, y ella, aunque fascinada por el lugar, accedio a quedarse en la mesita dónde estábamos. Pedimos vino, pero no había, entonces pedimos una cerveza Pilsen Polar. Desde que empezamos a tomar hablamos tanto, durante tanto tiempo, que al final nos quedamos sin voz por tener que gritarle al otro en el oído. A medida que nos emborrachábamos más nuestras conversaciones empezaban a perder sentido. Recuerdo que ella me contaba, cuando le pregunté que qué había sido lo más loca que había ella hecho ebria, que una vez se puso a bailar encima del carro de alguna otra persona, y a saltar hasta que el techo del carro cedió y se hundió, en ese momento escaparon ella y sus amigas. También que en otra ocasión, cuando estaba en la universidad en una fiesta que la invitaron, ella se acuerda entre la ebriedad que había tenido entonces, que le hicieron entrar a un cuarto, en el cual había una cama en el medio y mesas alrededor, en la cama estaban tirando un tipo y una chiquilla de quince años, mientras al tipo, otro pata le estaba punteando por detrás, según ella era una escena comiquísima, todo me lo contaba entre risas estruendosas.

También me empezaba a decir huevadas típicas, cómo que qué maravilloso haberme conocido, que desde el primer momento que me vio supo que era cómo ya me conocía, y que la demás gente del salón le llegaba, porque los veía a todos comunes y vacíos. Yo le correspondí diciendo las mismas cosas, cuando ya estaba más ebrio y empezaba a hablar más. También me contaba de cómo a ella le gustaba tirar con su novio, que a ella le fascinaba la lencería y todo tipo de accesorios al hacer el amor con él. Mientras escuchaba las cosas que me contaba me parecía que sus métodos eran un tanto estúpidos en innecesarios. Me contaba que le gustaba ponerse su baby doll (Termino que desconocía hasta entonces), super transparente, que al pendejo de su "gordito" le fascinaba y lo ponía al mil. Que se ponía sus orejitas de conejo, y cuando yo le pregunté si los había comprado en una tienda erótica (Pues por su relato me hizo recordar de un video en el cual vi una chica haciendo lo suyo con orejitas; sí, mierda, de ese tipo de videos), y me dijo que no, que los había comprado en esos lugares donde venden accesorios para fiestas infantiles, tipo La hora loca, cuando me dijo eso no pude ya contenerme la risa, y reí cómo nunca lo había hecho con ella, y nos vacilamos ambos al mismo tiempo.

En cierto modo me excitaba su relato, me contaba que usaba tangas e hilos dentales porque le resultaba más cómodo y porque no le gustaba que el relieve de sus calzones se vea tras el pantalón, sí, me excitaba, pero era una excitación asquerosa, de ese tipo de morbos sucios que uno tiene.

No sé en qué momento tuve mi primera vomitada, cuando me di cuenta, luego de tanta charla y tanta risa, había tomado demasiado, posiblemente tenía en mi cuerpo más alcohol de lo que jamás había tenido en mi vida. Aquel día estaba triste, cagado, con los ánimos hasta el suelo, y cómo costumbre, aquel día bebí cómo un desgraciado. Ella reía al verme vomitar, y me decía -¡¡Ya!! Buitrea nomás, huevón, que te llegue la demás gente- En realidad me llegaba, de hecho, mi horizonte de conciencia no iba más allá que unos metros a la redonda, sólo existía Karin, los vasos y las botellas de cerveza, la mesita, y eso era todo. Karin también estaba cagada, pero a diferencia mía ella, tomaba casi todos los fines de semana. Y volví a buitrear, buitreaba cada cierto tiempo, ya hasta me había acostumbrado a la sensación, a sentir esa mierda granuladita y con sabor a bilis brotándote de la boca.

Días después me enteré que Karin en algún momento me empezó a tomar fotos con su celular, a ella y a mí, para darle celos a su novio. Aquella parte ya no recuerdo, estaba demasiado cagado y apenas y podía caminar. Sólo recuerdo estar en una silla de plástico, ya no dentro del local, sino afuera, cagadazo, y Karin en otra silla junto a mí. Cuando aún estábamos en el local, recuerdo que ambos estábamos tan ebrios que cuando uno le decía al otro algo, el otro ya no entendía nada, y sólo comentaba otra cosa que se le ocurriese pero el otro tampoco no entendía nada y así en un círculo vicioso. El hablar al oído del otro ya no funcionaba, y cómo estaba tan mareado cuando me acercaba a ella, ya no le hablaba al oído, sino al ojo, a la ceja, a la nariz, y hasta llegaba a chocar mi cabeza con la suya. Me gustaba rozar sus mejillas por alguna razón al igual que cuando ella se acercaba y me rozaba con sus cabellos con mechas pintadas de un color super artificial.

Afuera también buitreé, y hasta recuerdo que el tipo que atendía vino con una escoba y empezó a limpiar el piso. No sé en qué momento Karin pago la cuenta, y tan cagada estaba que pidió al mesero traer un taxi. En el taxi ya me desplomé, abracé a Karin con un brazo y mi cuello casi se disloca al apoyar la cabeza sobre la suya. Sólo recuerdo que llegamos a Soyuz, a duras penas, apenas si podíamos caminar, por suerte estaba aún lo suficientemente lúcido para no sufrir un accidente cruzando las pistas. Cuando entramos, y hablamos con la señorita que vende los pasajes, se dio cuenta que estábamos mareados, cuando nos pidió dijéramos nuestra ruta, no pudimos pronunciarla bien, nos dijo que no nos dejarían subir así. Karin dijo que parando el bus afuera, podríamos subir, y así fue. Subimos, buitrée una última vez en el bus, pagamos al cobrador, y me quedé dormido profundamente.

Ahora que rememoramos, Karin ni siquiera recuerda el momento en que me tuvo que dejar y bajarse en Pisco, estaba tan mareada que ella pagó mi pasaje pero se llevó mi boleto.
Al despertar una buena parte de la borrachera se me había pasado, incluso hasta me sorprendí de mi rápida recuperación, afortunadamente tenía ambas maletas conmigo, no me había robado, y todas mis pertenencias dentro. Me jodió tener que pagar mi pasaje, aunque Karin lo haya pagado. No recuerdo el resto del trayecto, ni si me mantuve dormido o despierto, únicamente recuerdo haber tomado un taxi al llegar al puente Benavides hasta la Av. Los Quechuas. Al llegar mi madre me recriminó, pero no me importó demasiado. No era la primera vez que llegaba ebrio a casa. Dormí cómo un tronco.

Desde mi salida con Karin no ocurrió nada resaltante. De hecho al empezar la semana en la Sérvulo me pareció todo muy monótono. Cuando el Lunes vi a Karin, nos mirábamos con complicidad. Fue a mi casa un par de veces más, en dónde seguimos hablando entre risas y haciendo un poco de tareas. Me empecé a acostumbrar a su presencia y a almorzar siempre con ella. Aunque el viernes pasado no tuve ganas de nada, y le inventé una excusa para no almorzar juntos ni ir al chupodromito. Incluso en la ceremonia del día de la madre no me mostré entusiasmado, había vuelto a entrar en depresión de nuevo. Cuando estuve en casa también me llamó, me contó riendo que había un culo de gente allí, que se había vestido toda putilinga y que si no me animaba a ir, que ella me pagaba la moto, pero me llegó al pincho.
Ahora que lo pienso bien debí irme a emborrachar nuevamente con ella y verla bailar, y no quedarme en casa, triste, y durmiendo todo el día. Me hubiese ayudado a disipar penas más rápidamene. Aún tenemos pendiente otra salida al Chupodromito y al cine. Con Frank, también quedé en visitar sus chacras uno de estos días en Santiago, quiero pintar paisajes campestres.

Ahora que he vuelto de casa la situación no ha mejorado, me apena...y aunque algunas veces piense en regresar a Lima, estar allá a veces es más doloroso. Esta semana iré con Karin a hacer el mural, pintaremos un Jesucristo y unos delfines, bizarro, lo sé, pero trabajo es trabajo. Según el chico ese tiene dinero, haber si no quiere que le pinte algún cuadro, o si quiere otro trabajo más en su casa. ¿Qué me deparará Ica? ¿Estoy haciendo lo correcto? Lo correcto con mi vida. Hora de dejar de escribir y seguir viviendo.