lunes, 4 de junio de 2012

Encuentro furtivo en el bus

Sólo un par de veces rozaron mis ojos los suyos, estaban tan abiertos y tan prestos a que yo me deleitase al verme reflejado en aquellos; los rastros de una ligera afeitada se dejaban lucir en aquel límpido rostro suyo y aquel tono grisáceo de esa barbita mañanera, barbita suya de la cual se olvidó la navaja que maniobraba. Tu mirada me pedía algo, me imploraba, al igual que mis ojos te deseaban. Tú, sentado allí, vestido con esa camiseta color verde militar con motas negras,  y yo, divisándote desde arriba, esperaba a que viniera otro segundo más para que nuestras pupilas se vuelvan a encontrar. Y se volvieron a buscar, e incluso al final fuiste tu quién terminó buscándome, buscando aquella mirada que ya nunca más te concedí. Por miedo, tal vez, por inseguridad, tal vez, por todo…

Me querías ceder el asiento, yo lo sé… sin embargo tu lengua presa del nerviosismo de tus labios no dejó salir aquellas palabras que por un momento tan intensamente esperé. Te levantaste, me lo cediste, pero esas pupilas desesperadas, las tuyas, se volvieron dueñas de las mías, aun así no me recuerdes, aun así, jamás vuelvas a verme.

jueves, 1 de diciembre de 2011

La noche que jamás sucedió




Estoy escribiendo desde una cabina de internet, hace más o menos una semana me dio una de mis crisis dentro de mi cuarto, en el cual me encontraba completamente solo, había pasado una semana de mierda, aún sigo saboreando la mierda. Me mantuve ebrio durante unos cuatro o tres días, vomite mucho y aún así acudía a la escuela con una resaqueada maldita con fuerzas sacadas de no sé dónde. Mi crisis me vino un día después de clases, inicialmente empecé a tener concurrentes alucinaciones mientras estaba botado en cama, las mismas me impedían pararme, aún recuerdo lo que percibían mis sentidos en aquel entonces, a parte de mi incapacidad motora, las alucinaciones eran principalmente auditivas; recuerdo que escuché a mi familia "al fondo", escuchaba las risas de mi madre, de mis abuelos, de mi primo pequeño, era una escena muy familiar, realmente me estaba creyendo la alucinación, hasta que tuve un chispazo de cordura y me di cuenta que era imposible y efectivamente no era posible que aquello estuviese sucediendo, también escuchaba voces desconocidas por momentos, e incluso risas burlonas las cuales aumentaban y se hacían cada vez mas tortuosas.

Mi corazón latía muy rápido, era la taquicardia que siempre acompaña esos momentos horribles, fui conciente de que era de las crisis más intensas que había tenido hasta el momento, muchas cosas la originaron, muchas, cargo con demasiado estrés, distintas cosas, muchas de esas las mismas de siempre, mi personalidad, mi carácter, la gente, problemas con algunos chicos, algún insulto o burla ocasional en la calle que mi organismo o sistema nervioso aumentaba su efecto por un millón. Intenté levantarme y por alguna razón evitaba rozar con cosas, cada vez que chocaba con algo era insoportable y lo hacía a un lado violentamente, o lo tiraba al suelo con fuerza, me vino un mareo, había sido una mala idea levantarme, yo lo sabía, quise volver a la cama, el mareo nuevamente, y en un momento dado me iba a caer, y para apoyarme lo hice sobre la pantalla de la laptop, la cual se rompió.

Me sentí cómo un perfecto imbécil, me deprimí demasiado, esto era el colmo, el colmo de toda la mierda que me había pasado en toda la semana, era casi estúpido, rozaba lo ridículo, cualquiera se podría burlar de ello, empecé a considerar la idea de abandonar Ica de una vez por todas, la otra vez también casi me caía por la escalera de la casa por la misma razón. Ya era mucha webada, me odiaba también, por que Jason me debía dinero y el muy hijo de puta no me pagaba, sentía que solo un idiota le hubiese prestado dinero a alguien y que luego lo estén paseando, me aborrecía por no tener carácter suficiente para gritarle y decirle que me tiene que pagar como sea. Aún sigo haciéndolo.

...

El miércoles me desperté tarde, ya era demasiado tarde y tenía demasiado sueño, pues me había quedado pintando toda la madrugada, había decidido ya no ir a la escuela, total, nada más teníamos un solo curso, que era pintura, y en ese taller, pues no me iba nada mal, además de que estaba muy adelantado. Aún seguía dormitando hasta que de pronto suena el celular quitándome e interrumpiendo mi sueño jodidamente; era Naysha, me dijo si podía ir a la casa para avanzar la pintura, lo de historia, y de paso ponerme al día en historia también, también incluyo el hecho que se iba a quedar a dormir, cosa que me entusiasmo y me hizo ver el asunto de manera más interesante. Iba a ser muy divertido, pensaba, total, Naysha y yo éramos buenos amigos, nos teníamos confianza, nos contábamos nuestras cosas, y además sufríamos de las mismas cosas, cosas del corazón y esas mierdas sentimentales.

No demoro mucho, escuche un mototaxi que se paraba en frente de la casa, y luego escuché que ella me llamaba, previamente había ordenado bien mi cuarto, barrido, limpiado el baño, tendido mi cama, que curiosamente casi nunca hacía cuando algún compañero me venía a visitar y simplemente me excusaba en un "Puta, pero te advierto que mi cuarto esta hecho un asco, y mejor esta un chiquero". Bajé a recibirla, le abrí la puerta y me saludó, me obligó a darle un beso con eso de la entrega de la mejilla.

Hablamos un poco, mientras estábamos sentados en la cama, nada trascendental para que lo recuerde ahora, mucho menos ahora que ya pasó más de tres semanas desde aquel entonces. Nos esmeramos en alimentar la plática durante un rato, a medida que pasaban las horas mientras me ponía al tanto en los temas del curso de historia y ella estudiaba para el examen que teníamos el día de mañana, nos fuimos silenciando, silencios para nada incómodos; nos habíamos dispuesto en la cama de tal forma que yo estaba acostado paralelamente a la cama mientras que ella, recostada sobre la pared, cruzaba sus piernas con las mías perpendicularmente; yo con mi cuaderno, y encima de sus piernas la laptop.

Estuvimos sumidos en nuestros trabajos largo rato, tal vez ella mucho más que yo, ya que no podía evitar sentir cierto placer erótico, cada que ella se movía y rozaba sus piernas con las mías, o se levantaba a ver mis avances y sentía sus brazos, o su pecho recostado sobre mí, el hecho de sentir su piel tan cercana a la mía y solo distanciada por una fina capa de costuras, estimulaba mi imaginación, haciendo divagar mi mente entre los más pecaminosos y poco puritanos pensamientos; nunca había tenido tanta intimidad con Naysha, pero no estaba escandalizado, todo lo contrario, estuve tranquilo y satisfecho de que llegáramos a ese nivel de confidencialidad. Por momentos, cuando exhaustos de tanta actividad ininterrumpida, yo le decía que se recostara a mi lado y conversásemos. En una de esas pláticas me sacó el tema de Ronald, el cuál por enésima vez lo estábamos tocando. Ella tenía esa costumbre particular de ponerme al tanto de sus penas y desgracias amorosas y estoy casi seguro de que soy de los pocos "privilegiados" que cuentan con esa suerte.

Por alguna razón algo en mí le inspira confianza, tal vez alguna virtud incógnita para mí, heredada, y muchas veces me aventuro a creerlo así, de mi madre y abuelo, a quienes he visto que logran confraternizar e intimar con personas que los llegan a conocer hasta lo más profundo y sincero de su ser, creando una conexión con ellas tan intensa, que aquellas les exponen desde los aspectos más felices y jubilosos de sus vidas hasta los más íntimamente dramáticos y desgraciados. Siempre me he cuestionado cuál sea esa virtud, que con tanta facilidad expone y les brinda la certeza a quienes ellos conocen de que tratan con personas sinceras y diáfanas, cómo realmente son ellos dos.

No con ello me jacto de poseer tal o tales virtudes a un grado esplendoroso, pero dentro de mí, con mucha tranquilidad creo yo, dentro del poco conocimiento y certezas que tengo yo de mí mismo, puedo afirmar que soy una persona honesta y alejada en gran medida de las malas intenciones.Y esta cualidad, aunque la he comprobado con personas como Jason o Ronald, la sentí más acentuada con la confianza que me tiene Naysha.

Ella estaba muy segura que después de aquel beso que se habían dado algunos días atrás había reanudado su relación, cosa que me hizo vacilar durante unos momentos.
-¿Estás segura Naysha?- le pregunté.
-¡Sí!-me dijo con énfasis.
-¿Segura?- le dije entre desconcertado y confundido.
-¡Si! ¿Por qué lo preguntas?
-Por nada.
-¿Seguro? ¡Mírame y dime la verdad!
-No, en serio, sólo que me parece muy curioso. Qué bueno por ustedes.

No dije nada más al respecto, y si volvía a sacar el tema, rehuía a aquello. Yo sabía que no era verdad, o por lo menos que Ronald nada quería ya con ella. Yo los vi abrazados aquel día, lo cual me hizo sentir bastante extrañado, sin embargo dejé pasar ese suceso y supuse que habían vuelto; no le tomé importancia. Sin embargo, hace unos días, él mismo me comentó algo: me había dicho que ojalá que Naysha no haya confundido las cosas por el beso que se dieron en la salida de aquel día y que él no quería volver con ella, me lo dijo el mismo día en que vino a mi casa a hacer hora y pasar largo rato charlando juntos, cómo no habíamos hecho en mucho tiempo, por quién sabe qué razones, ya que habíamos vuelto a distanciarnos y yo a sentir nuevamente cierto recelo o desconfianza hacia él, aún incluso luego de que habíamos tenido prolongadas y amenas charlas antes. Ese mismo día fue cuando me comentó que sentía algo por otra persona de nuestra aula, por Damaris, secreto que me confió y yo juré guardar celosamente.

Yo no podía comentarle nada de ello a Naysha, ni cagando, mi conciencia me lo prohibía, sabía que luego sentiría un enorme sentimiento de culpabilidad y traición, no sólo por romperle el corazón a Naysha, si no por faltar a mi palabra con Ronald, aún incluso cuando una parte de mí, influenciada tal vez por arcaicos y presuntamente olvidados sentimientos, quería hacerlo, únicamente con el mero fin de que repudiase a Ronald y así entre amargos llantos lo olvidara y enterrara por siempre; mas recuperé nuevamente la cordura, y me di cuenta que incluso revelando su traición, sería inútil; ciega ella, jamás ignorará los designios de aquel ingenuo, poco experimentado y obcecado corazón suyo.

De pronto ella sacó un lienzo, en el cual estaba plasmado un paisaje inacabado, y se puso a trabajarlo mientras yo seguía con lo de Historia, aquello nos distanció un tanto, no hablamos demasiado ya, la música que se reproducía en la laptop rellenaba los espacios vacíos de aquel guión y de aquel reducido escenario, los cuales simulaban una obra que no tenía desenlace fijo, ni rumbo alguno.
Ella comentó algo sobre el bochornoso calor que se sentía en el cuarto, yo le comenté en un tono burlesco que deberíamos comprar algo para tomar; ella no respondió. Para despejarnos salimos a almorzar, a pesar del insoportable bochorno en la casa, afuera el cielo estaba nublado, y apenas los rayos del sol lograban sobresalir penosamente de entre las espesas nubes. Ya en el restaurante, no platicamos nada sobresaliente, a no ser por alguna ocasional y reiterada plática sobre Ronald, mi situación con Flor, o la escuela. Después de comer volvimos a casa.

La situación se repitió y no varió demasiado, ella en lo suyo, yo en lo mío. Fue casi a eso de las seis y media de la tarde que terminé mis deberes, y haciendo alusión a su anterior comentario sobre el insoportable calor que hacía, le dije que deberíamos salir a comprar un par de "chelas", esta vez ella se mostró animosa; me dijo que qué tal si mejor comprábamos vino o pisco, lo que yo asentí, y acordamos en comprar el licor en el Plaza Vea que quedaba por la escuela. Para cuando salimos al supermercado ya había oscurecido, fuimos hasta una esquina y tomamos un mototaxi, en el trayecto ella me comentó lo irónico que son las temperaturas de acuerdo el contexto en Ica, pues mientras que dentro nos moríamos de calor, en la calle nos cagábamos de frío; atiné a abrazarla, y le dije que si se sentía mejor, ella hizo sí con la cabeza; le pregunté si no le incomodaba, pero ella me dijo que así estaba bien, no intercambiamos palabra y permanecimos así hasta llegar a Plaza Vea.

Compramos una botella grande de Pisco Queirolo, una bolsa enorme de Piqueo Snax, y una botella de 3 litros de Inca Kola. Volvimos a casa rápidamente, nos acostamos en la cama, ella junto a la pared y yo en la orilla de la cama, serví un cóctel de gaseosa y pisco, combinado, improvisamos unos vasos con un par de envases pequeños de yogurt  y reprodujimos una película-documental de la BBC sobre los impresionistas en la laptop. En ella un anciano Monet narraba las vivencias por las que pasaron algunos de los miembros de aquel movimiento pictórico y la evolución de ésta, y las peripecias, rechazo, desprecio y posterior aceptación de unos de los primeros movimientos de vanguardia del siglo XIX. Pero toda la preciosidad de ésta película quedó opacada y filtrada en cuanto la percibíamos con nuestros ojos y oídos, por el efecto del alcohol que cada vez se acentuaba más y más. Las charlas entre ambos empezaron a carecer de sentido, pura carcajada, pura "chacota", incluso reíamos de escenas que no tenían nada que ver con lo cómico; ya tan poco nivel de control teníamos sobre nuestros cuerpos que cada espasmo producido por la incontenible risa irracional de la que padecíamos hacía chocar a nuestros cuerpos, literalmente, encontrábamos reposo uno en el otro; descansábamos el ferbor yaciendo uno sobre otro por intervalos; a veces eran nuestras mejillas, otras, una nariz y un cuello, un hombro, un ojo, un seno, sobre el cual a veces exhalaba mi embriaguez; una acomodadita del brasier, por momentos, parecía que la Naysha conciente, y custodia de una virginidad inmaculada aún no se perdía del todo, pero ello sólo era lo que yo creía.

Lo de la laptop y la película se borró de mi memoria, casi puedo decir yo, irreversiblemente, ora a causa del alcohol, ora que a la limitada capacidad de mi cerebro en ese estado le daba importancia a otras cosas, como lo casi onírico y ensoñado que vivía en aquel entonces. Recuerdo que dejé la laptop cuidadosamente al lado, sobre un mueble, no terminamos de ver la película, tampoco la botella de pisco, que casi con desesparación bebíamos lo más a prisa que podíamos, a fin de embriagarnos rápido.

Vi a Naysha, y estaba cagada, era obvio, se dejó, o mejor dicho nos dejamos intencionalmente abrazar por esa ambrosia divina a la cual damos el nombre de alcohol, para liberarnos de cualquier concepto moral, religioso, paradigmático, etc. que pudiera tenernos cautivos y dar rienda suelta a los más primitivo de ambos, que era aquel estado. Yacía acostada, con los ojos entreabiertos, medio sonriente, medio fastidiada; contemplé a mi alrededor, apenas podía distinguir las cosas a no más de tres o cuatro metros de distancia, no tenía idea de qué hora era. Ella me pidio entre balbuceos, que apagara la luz pues le molestaba, a lo cual yo accedí, para luego acostarme junto con ella, justo al costado, jamás sabré como lo hice sin que ella protestara en absoluto; ella volteó, y quedamos cara a cara, no podía ver su rostro más que con la claridad que me permitía la luz de los faroles filtrándose por la ventana, sentía en mi rostro su respiración cálida, su aliento al intentar balbucear algunas palabras que quedaron en nada.

Reíamos en complicidad sin saber porqué, que a lo mejor era el estado deplorable en el cual nos hallábamos. Me decía -Somos unos pollos y así hemos tomado todo eso-. Yo reía a carcajadas igual, -Oye te voy a voy a buitrear en la cara- le bromeaba, y me decía imbécil, cómo siempre llama a todos los hombres que se le acercan cuando ella está ebria, pero había algo diferente, a Naysha la había visto ebria cómo unas tres veces, pero siempre se mostraba fuera de control y con ánimos de llamar la atención a Ronald; cuando la primera vez la encontré cagadaza, sentada en los escalones de la escuela, me acerqué a ella e intenté abrazarla, pero me largó con insultos y burlas, en cambio ahora se la veía calma y sumisa.

Un cúmulo de posibles palabras para no desaprovechar el hecho de sentirme tan cercana a ella se me venían a la mente, mientras yacía ahí botado, junto a ella, ahora con uno de sus pómulos rozando mi mejilla.
Decidí ser directo, mandar a la mierda lo de mejores amigos, que ella tuviera enamorado, que yo andara con Flor...
-Quiero besarte- pronuncié, casi sin balbucear.
-No lo sé...-respondió dudosa.      
-Quiero besarte, Naysha.
-Quiero besarte...
-Quiero besarte...

No paraba de repetirlo, cual si encaprichado estuviera y a toda costa quisiera conseguir aquel beso que tan asiosamente idealicé durante tantas noches entre fantasias y masturbaciónes no infundadas, o al menos así lo creía, lo cual lo hacía más deseable.

Y luego del juego estúpido del animal y la casta, me lo concedió.
Y -Sí, bésame...- entre susurros me dijo, y fue casi instantáneo, y no tuvo tiempo de entregármelo, porque yo se lo arrebaté, y nos besamos con tal frenesí que sentí casi desgarrar la carne de sus labios, al morderlos los sentía tan rojos, en toda la gama de colores cálidos que su espectro me pudiera dar ese color, aún sin poder verlos; me agitaba y sentía agitarse a ella, y cuando descansabamos, aquellos intervalos servían cómo excusa para saborear aquel sabor ajeno y único que podía darme su saliba escurriéndose por mis labios para luego morir en mi mentón, y volvían a encontrarse nuestros labios de nuevo, nuestras lenguas eran una suerte de falos, embriagados en jugos que revoloteaban y se acariciaban en nuestras bocas húmedas, despacio y rápido nos absorvíamos el aliento, que contaminado por el licor enardecía mi deseo, aquel juego para mí era ya el éxtasis divino, eso, y el morbo que me provocaba el confirmar que ella sabía cómo responder a mis estímulos, aún se hiciera la muy inocente.
    
 En un momento me encontré encima de ella, nos cogíamos de las manos y continuábamos con todos esos besos antes imposibles, pensaba en atreverme a más y las posibles consecuencias negativas que aquello podría tener en nuestra relación, y qué mierda, antes de aquella noche todo ya estaba cagado para mí, tenía un ánimo de la cagada, mi enfermedad me hacía la vida mierda, Flor me ignoraba...; realmente, no tenía nada que perder. esperando alguna negativa que nunca llegó. No recuerdo exactamente en que momento metí mis brazos por debajo de la chompa que ella traía puesta, y desplazando su brasier, apretujé suave y violentamente sus senos, nuestras bocas seguían en lo suyo. Cuando me sentí más en confianza me aventuré a intentar bajarle el pantalón de licra, que en algún momento, ayudado por la divina providencia del destino, opto por ponérselo. Acaricié su sexo, aventurándome a probar todo el erotismo sensitivo que en mi causaba el palpar todas la texturas humedas en la que mis dedos se desplazaban. Ella estaba muy humeda, su sexo embuído en fluidos estimulaba pornográficamente mi imaginación, sin embargo nada llegó a más luego de aquello.

Recuerdo vagamente que en un momento ella se puso a llorar, y a sacar de nuevo el tema de Ronald; al final para consolarla con la certeza o condenarla por lo crudo de la realidad, le conté acerca de los sentimientos de Ronald para con Damaris. Su llanto fue mudo en ese instante, pero estoy seguro que, sufrió mucho más de lo que había aparentado antes. Por momentos parecía arrepentirse por entregarme demasiado y volvía a acomodarse la ropa, sin embargo todo era en vano, pues al cabo de unos minutos nos estabamos besando nuevamente y acariciandonos.

Mientras ella lloraba, en un momento me empecé a sentir lástima por ella. Me sentí tan basura cómo aquel individuo que alguna vez había abusado de ella cuando niña. Esto fue algo que ella únicamente había confiado a Ronald y a mí. Al pensar en ese tipo, me ponía mal imaginar que era tan lacra como ese tipo. Sin embargo ella me abrazaba, diciéndome que eran cosas muy distintas y ella seguía queriéndome y no quería que yo deje de ser parte de su vida. Y así, gracias a la bipolaridad que nos garantiza aquel estado deplorable, seguimos llorando y riendo durante esa madrugada que parecía nunca acabar.

-"Esta noche se lograron todos lo besos que nunca te pude dar" fue de las últimas cosas que le dije, luego de asinserarnos los dos y confesar que de no haber sido por Flor, a ella le hubiese gustado estar conmigo al igual que yo.

Al día siguiente ninguno de los dos dijo nada al respecto, al igual que los días siguientes a lo acontecido, casi no cruzamos palabras, y envíamos todo aquel suceso al saco del olvido, para simplemente volver a ser su "mejor amigo".

martes, 1 de noviembre de 2011

Gaseoseros burlandose de un joven


Mira como pasan los que clavan la muerte
Esos que te alcanzan y devalúan tus alientos
Y que acorazados en su fugacidad y presencia efímera
te crucifican a vista de gentes nada devotas.

Una herida más se suma a tu recopilación
Eres coleccionista de aquellos momentos de agonía
Gozas de verte desgraciado y agradeces la miseria de vivir
Porque te das lujo de despreciar y olvidar las sonrisas y alegrías.

El génesis que se marchitará


Más allá de las espinas te encontré
Cuando el sendero serpenteante me guiaba
Hacia un espejismo disfrazado de color
Que ocultando su gris semblante, fingía esperarme.

No caminaba por ningún jardín, pero igual brillaste
El rocío matutino que gozosamente se paseaba sobre tu ser
Hacía resaltar el cobre resplandeciente de tus pétalos,
Aunque indigno suavemente me rozabas tu seda, me susurrabas.

De tus néctares ningún colibrí se había deleitado, me dijiste.

Las aves se acercaron y revolotearon en torno mío
Me despojaron de mis máscaras y te expusieron mi alma, tu ya estabas expuesta
Vi cómo mi tiempo se perdió en el génesis que en ti acontecía, jamás encontró la salida
Tus montañas se elevaron, tus ríos fluyeron y las grietas de tus cavernas, volví a descubrir

¡Oh! Dulce encarnación de Gea, ten piedad de mí, pues en tu eternidad no sé caminar
Arrastrándome en ti, e inundando libidinosamente tus mares, he perdido la cordura
Y mientras, extasiado, observo tu ser elevándose y volviendo, mis semillas se colman de tu miel
¡Consume mi vida! ¡Y mis ganas de caminar también...!
Y aunque pocos senderos junto a ti he de andar...
A ti me aferraré y a los lugares en donde guardas tus galaxias.

viernes, 28 de octubre de 2011

Esto es el colmo

Estaba ya en la estación del Soyuz, con intención de regresar a Lima temprano, al ver que no llevaba mi DNI me puse nervioso, lo había dejado en mi otro pantalón. Empecé a ponerme muy intranquilo, pues no quería volver a pagar un mototaxi hasta Santo Domingo, así que decidí tomar un bus afuera de la terminal, así no me exigirían presentar el DNI en físico.

Cuando salí a esperar el bus, vi que unos dos buses justo salían de la terminal, quise subirme al primero que pasaba pero avanzo demasiado rápido, así que aproveché en subir en el que le seguía, el señor que era el cobrador de pasajes pasaba la voz a los pasajeros, decía: ¡Nazca!, ¡Nazca!, y yo estúpidamente subí en el bus, pensando que Nazca quedaba camino a Chincha o Pisco. Empecé a dudar cuando ya había subido al bus, sabía que no era el bus, ya me había dado cuenta, pero entré en pánico, me quedé inmovilizado, apenas me podía mover, debía haber bajado a tiempo, aún podía hacerlo, pero no lo hice. Tenía miedo a que me recriminaran, tenía miedo a hacer el ridículo, a caerme con todas las cosas que llevaba en la mano, el camino desde el asiento hasta la bajada parecía inmenso, interminable, me acobardé, no puedo encontrar otra manera de describir mi actitud.

Ya no puedo más con esto...es el colmo...¡ES EL COLMO! Esto ya sobrepasa límites, roza en lo ridículo...me averguenzo de mí mismo. Perdí cómo veinte soles en dinero y como cuatro horas en tiempo de una manera de lo más ESTÚPIDA.

Ya ningún sueño parece alcanzable...realizable...si no puedo con estas pequeñas cosas...
Ya no puedo más...

jueves, 27 de octubre de 2011

Irme

He perdido la costumbre de escribir, es extraño volver a hacer después de un buen tiempo pasado, se me hace pesado y difícil...
Hoy ha sido un mal día, pésimo en todos los sentidos, me siento mal, no tengo ganas de nada, no le encuentro sentido a mi vida, ya desde el lunes estoy así, siento que no tengo fuerzas, siento que no valgo, mi personalidad es una mierda, he vuelto a recaer, pequeñas cosas son las que me hacen ver que realmente no podré valerme en la vida, que soy un cobarde, que no puedo enfrentar las cosas.

La autoestima se torna absurda en mi, ¿Cómo tenerla si nunca en la vida me enfrentado realmente a nada ni nadie? Una persona que no tiene convicción y firmeza siempre vivirá a las sombras, en segundo plano, en un mundo en el cual los fuertes sólo dominan. Yo quiero ser fuerte, quiero estar sobre los demás, pero no puedo. Daría lo que fuese, incluso si hubiera alguna droga o algo...lo que fuese.

Me siento atrapado, me siento atrapado dentro de mí, en esta habitación, no quiero salir a la calle, tengo miedo ¡El puto miedo me domina! Toda una vida siendo el chico buenito, noble y acobardado ¡¡¡No quiero eso, puta madre!!! ¡Estoy harto, harto de ser esto que soy! ¡Estoy harto de que todo el mundo conozca que soy así! Quiero ser una mierda, una persona agresiva, que vocifere, grite, e imponga su pensamiento, que se haga escuchar, quiero ser un rebelde...no puedo.

Me siento atrapado... no sé qué hacer, no sé cómo cambiar, quisiera morir, no soy lo suficientemente valiente para suicidarme, estoy atrapado, y no vivo, sólo sobrevivo, odio este mundo, donde tienes que ser una mierda para ser un ganador. Yo estoy harto de siempre ser el perdedor, no lo acepto, pero no puedo cambiar. Estoy harto de esta vida mediocre, nunca seré nada. No me quiero, no puedo quererme sabiendo que soy sólo esto, un idiota, un estúpido retrasado que no podría ni defenderse. Me sorprende incluso que haya logrado tener amistades y que se enamoren de mí, já, no lo merezco siquiera.

No quisiera salir de esta habitación, quisiera quedarme aquí siempre, me cansé de ésto, me cansé de luchar, si es que alguna vez he hecho algo así. Tengo un carácter tan débil... Envidio a la gente fuerte, a la que siente estima por si misma.

Quisiera enfermarme de algo y morir, simplemente, si es que tan difícil me lo pone la vida...
Ni siquiera Flor merece estar conmigo, ella podría estar con un chico mucho mejor, más valiente, mas asertivo, no un cobarde...
Está bien si me quedo sólo luego, lo aceptaré resignadamente, no quiero estar con alguien y luego darme cuenta que ni defenderme a mi mismo. No quiero estar con alguien, y sentir...culpa, por tal vez dar una imagen falsa de lo que soy, no quiero que se de cuenta de que tengo miedo, que soy cobarde.

El Lunes pasado mi hermano llegó de mal humor del colegio, me dijo que saliera de la computadora de una forma agresiva, porque una amiga iba a entrar, era extraño, lo decía de un modo el cual no estaba acostumbrado, parecía otra persona, parecía cómo cualquier otro chico que abusó de mí cuando niño, quise responderle agresivamente, no porque no quería dejarle, sino por la manera en que me lo dijo, no pude contra él. Si no puedo contra mi propio hermano, si no puedo contra mi padre ¿Cómo voy a enfrentarme a la gente de afuera? ¡¿Cómo mierda...cómo mierda podré enfrentarme a la vida? Todos en la casa me tienen como un retrasado, cómo el siempre sumiso Juan Manuel. Estoy cansado de esto.

Le tengo cierto rencor inconciente a mi madre, siempre sobreprotegiéndome de los problemas, nunca dejándome valerme por mi mismo, siempre haciéndome ver cómo un hijito de mami, siempre acorazándome a ella. Jamás aprendí a ser realmente un "hombre", cómo diría mi papá. Jamás realmente me pude enfrentar a problemas, y cuando se presentaba alguno, había una mamá, una abuela detrás de la cual esconderme. Cuando era ya muy "grandesito" y me daba cuenta de más cosas, era demasiado tarde, nada más habían forjado un chico debilucho, miedoso, ridículo. Al imbécil de la clase, al típico centro de burlas, al aniñado, al hijito de mamá...tengo tanto...tanto odio.

Soy una construcción con malos cimientos...quiero derrumbarme...

Si voy a los psicólogos me dirán todo lo que finalmente yo ya sé... las pastillas no funcionan en mí.
Me siento atrapado...atrapado...cómo una cucaracha.
Sólo sobrevivo, no pertenezco aquí...

Ayer Flor de María se quedó en mi casa, es la segunda vez. Supuestamente llamaría a una amiga para que le cubriera y llamara a su casa diciendo que se quedaría en la de ella, pero nunca llamó. Algo me decía que las cosas iban a salir mal y en la noche estaba muy intranquilo. Pero ella quería quedarse. Escuchamos música, e hicimos el amor, ni siquiera tengo ganas de ya hacerlo, al no sentirme un "macho alfa", la verdad es que el líbido se me va a los suelos, no me provoca hacerlo sabiendo yo cómo soy: un miedoso, hasta siento que la traiciono...

Hoy en la mañana vinieron Naysha, una profesora y la mamá de Flor. La profesora me recriminó, Naysha estuvo diciéndonos lo preocupada que estaba, recriminándonos igual, tratando de consolar a la sollozante madre de Flor, me sentía un desgraciado, un tipo sin alma, una mala persona. La madre de Flor no se molestó tanto cómo pensé, luego que conté el bajón que había tenido los ultimos días y sobre mi enfermedad, empezó a sentir lástima por mi, me aconsejó, me dijo que me preocupara por mis estudios, pero aún así me sentía una mierda, más que nada por Flor, le estaba haciendo daño, la estaba perdiendo. Ella es una buena chica, es mi mejor amiga, no le podía hacer eso. A cualquier otra chica podría hacérselo, me perdería con cualquier otra ramera, zorra asquerosa, tan desgraciada cómo yo, pero no a ella.

Es la segunda vez que sucede esto con Flor, no quiero meterme en este tipo de problemas ya. Quiero irme de Ica y simplemente olvidarlo todo, quiero encerrarme de nuevo.
No quiero ver el mundo...
Me mandó un mensaje diciéndome que no volvería a la Sérvulo, que no quería causarme problemas, ahora he hablado con ella, le dije que no lo hiciera, que no podía perder la carrera...no me dio una respuesta certera.

Estoy haciendo daño a mucha la gente...a Flor, a sus padres, a mi madre, mi familia...

Recibí hace poco un mensaje que me dio Diana, de parte de Xóchitl, preguntando por mí y diciendo que me extrañaba mucho. La he pensado mucho los últimos días, la he vuelto a pensar, aunque ningún día dejaba de recordarla aunque sea por escasos momentos, sin embargo no era lo primero que aparecía en mi mente cuando me despertaba cada mañana.

No creo que me extrañe tanto,sin embargo, o no tanto cómo lo hacía antes, es normal y compresible que me haya empezado a olvidar con el tiempo, e incluso que se haya interesado en otras personas. Ahora que lo pienso, me siento tranquilo...de estar alejado de ella, ella no se merecía a alguien tan...miedoso cómo yo, ella merece a una persona más interesante, más valiente, loca y rebelde, nada sumisa y "maltratadora", cómo ella solía decir que le gustaban. Con alguien así me la imagino a ella. Le irá bien, yo lo sé, y algún día la veré...y aceptaré los senderos por los cuales le haya llevado la vida, incluso si encontró en alguien la felicidad, aunque jamás deje de estar enamorado de ella del todo, aunque mi amor, frustrado, por la situación nunca haya podido extinguirse.

Naysha me habla mucho sobre dios, sobre la fe y la esperanza que tiene en él, yo respeto su religión, y ella sabe que no comparto del todo sus ideas, aún así se esmera en querer hacerme sentir bien, cuando estamos en el salón me integra, no me deja a un lado. Ella sabe de mi problema, Ronald, quién es su novio tiene también ciertos problemas psicológicos. Hoy luego de todo lo que pasó, con lágrimas en los ojos me intentaba consolar y diciéndome que no abandone la Sérvulo.

Yo me pongo a pensar...si dios realmente existe...si realmente existiera, por qué me habría hecho así, ¿Por qué darme tanto sufrimiento? ¿Por qué hacerme tan débil? ¿Por qué tan desgraciado...? Por qué...

No sé si algún día llegue a ser lo que alguna vez soñé...no sé siquiera si el arte sea mi camino, no sé a dónde me dirijo, a dónde estoy yendo...sólo hago las cosas por inercia, no tengo voluntad.
Soy un títere...y mis miedos son los titiriteros, con sus manos hediondas de muerte, me mueven a su inclemente voluntad y se placen al retorcerme y hacerme sufrir, estoy bajo su merced...
Quiero cortar las cuerdas que me llevan al abismo...
Quiero irme de aquí...
Quiero irme...
Y simplemente alcanzar las estrellas...