martes, 1 de noviembre de 2011

El génesis que se marchitará


Más allá de las espinas te encontré
Cuando el sendero serpenteante me guiaba
Hacia un espejismo disfrazado de color
Que ocultando su gris semblante, fingía esperarme.

No caminaba por ningún jardín, pero igual brillaste
El rocío matutino que gozosamente se paseaba sobre tu ser
Hacía resaltar el cobre resplandeciente de tus pétalos,
Aunque indigno suavemente me rozabas tu seda, me susurrabas.

De tus néctares ningún colibrí se había deleitado, me dijiste.

Las aves se acercaron y revolotearon en torno mío
Me despojaron de mis máscaras y te expusieron mi alma, tu ya estabas expuesta
Vi cómo mi tiempo se perdió en el génesis que en ti acontecía, jamás encontró la salida
Tus montañas se elevaron, tus ríos fluyeron y las grietas de tus cavernas, volví a descubrir

¡Oh! Dulce encarnación de Gea, ten piedad de mí, pues en tu eternidad no sé caminar
Arrastrándome en ti, e inundando libidinosamente tus mares, he perdido la cordura
Y mientras, extasiado, observo tu ser elevándose y volviendo, mis semillas se colman de tu miel
¡Consume mi vida! ¡Y mis ganas de caminar también...!
Y aunque pocos senderos junto a ti he de andar...
A ti me aferraré y a los lugares en donde guardas tus galaxias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario